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Lectura de hoy Viernes 28 de Diciembre, 2012 Santos Inocentes

Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo"
(Ap 3,20)

Servicio de Email diario con las lecturas del d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia Cat�lica.

Este servicio se ofrece solamente con autorizaci�n previa del receptor.

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Sobre las Lecturas de hoy...


Primera Lectura
Lectura de la primera carta del ap�stol san Juan (1, 5-2, 2)

Queridos hermanos:
Este es el mensaje que hemos escuchado de labios de Jesucristo y que ahora les anunciamos: Dios es luz y en �l no hay nada de oscuridad.
Si decimos que estamos con Dios, pero vivimos en la oscuridad, mentimos y no vivimos conforme a la verdad. Pero, si vivimos en la luz, como �l vive en la luz, entonces estamos unidos unos con otros, y la sangre de su Hijo Jes�s nos purifica de todo pecado.
Si decimos que no tenemos ning�n pecado, nos enga�amos a nosotros mismos y la verdad no est� en nosotros. Si, por el contrario, confesamos nuestros pecados, Dios, que es fiel y justo, nos los perdonar� y nos purificar� de toda maldad.
Si decimos que no hemos pecado, hacemos pasar a Dios por mentiroso y no hemos aceptado verdaderamente su palabra.
Hijitos m�os, les escribo esto para que no pequen. Pero, si alguien peca, tenemos como intercesor ante el Padre, a Jesucristo, el justo. Porque �l se ofreci� como v�ctima de expiaci�n por nuestros pecados, y no s�lo por los nuestros, sino por los del mundo entero.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Salmo Responsorial
Salmo 123
Nuestra vida se escap� como un p�jaro de la trampa de los cazadores.

Si el Se�or no hubiera estado de nuestra parte cuando los hombres nos asaltaron, nos habr�a devorado vivos el fuego de su c�lera.
Nuestra vida se escap� como un p�jaro de la trampa de los cazadores.

Las aguas nos hubieran sepultado, un torrente nos hubiera llegado al cuello, un torrente de aguas encrespadas. Bendito sea el Se�or, que no nos hizo presa de sus dientes.
Nuestra vida se escap� como un p�jaro de la trampa de los cazadores.

Nuestra vida se escap� como un p�jaro de la trampa de los cazadores. La trampa se rompi� y nosotros escapamos. Nuestra ayuda nos viene del Se�or, que hizo el cielo y la tierra.
Nuestra vida se escap� como un p�jaro de la trampa de los cazadores.
Huida a Egipto
Evangelio
Lectura del santo Evangelio seg�n san Mateo (2, 13-18)
Gloria a ti, Se�or.

Despu�s de que los magos partieron de Bel�n, el �ngel del Se�or se le apareci� en sue�os a Jos� y le dijo:
"Lev�ntate, toma al ni�o y a su madre, y huye a Egipto. Qu�date all� hasta que yo te avise porque Herodes va a buscar al ni�o para matarlo".
Jos� se levant� y esa misma noche tom� al ni�o y a su madre y parti� para Egipto, donde permaneci� hasta la muerte de Herodes. As� se cumpli� lo que dijo el Se�or por medio del profeta: De Egipto llam� a mi hijo.
Cuando Herodes se dio cuenta de que los magos lo hab�an enga�ado, se puso furioso y mand� matar, en Bel�n y sus alrededores, a todos los ni�os menores de dos a�os, conforme a la fecha que los magos le hab�an indicado.
As� se cumplieron las palabras del profeta Jerem�as:
En Ram� se ha escuchado un grito, se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya est�n muertos.

Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
Cara de Jesus
Sobre las Lecturas de Hoy...
La memoria de los Santos Inocentes no deber�a ser ocasi�n para bromas de mal gusto, sino una oportunidad para hacer memoria y meditar sobre tres actitudes que revela la narraci�n. Por una parte, la tiran�a del gobernante de turno, en este caso el rey Herodes. Siente que su poder est� amenazado por la peque�ez de un ni�o (dice la tradici�n que hizo asesinar a su propio hijo, por miedo a perder el trono); cuando los tiranos y poderosos ven amenazados sus intereses de poder por parte de los peque�os, son capaces de desatar toda clase de represi�n para eliminarlos. La segunda actitud es la de los padres de Jes�s: huyen, se desplazan para proteger la vida de su peque�o. Hoy en d�a, millones de familias tienen que desplazarse por causa de la violencia o de la extrema pobreza, para sobrevivir y defender la vida de su familia. Y, finalmente, la actitud de Dios. Solidario y comprometido con las v�ctimas de los sistemas represivos de todos los tiempos. Proteger y defender la vida amenazada por tantas formas de violencia, desde el aborto hasta la eutanasia, pasando por la miseria y opresi�n, debe ser compromiso cristiano fundamental que se desprende de nuestra fe en Jesucristo.


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