Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye
mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l,
y �l conmigo" (Ap 3,20)
Servicio de Email diario con las lecturas del
d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia
Cat�lica.
Este servicio se ofrece solamente
con autorizaci�n previa del receptor.
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Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechos
de los Ap�stoles (6, 8-10; 7, 54-59)
En aquellos d�as, Esteban, lleno de gracia y de poder, realizaba grandes prodigios y se�ales entre la gente. Algunos jud�os de la sinagoga llamada "de los Libertos", procedentes de Cirene, Alejandr�a, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no pod�an refutar la sabidur�a inspirada con que hablaba. Al o�r estas cosas, los miembros del sanedr�n se enfurecieron y rechinaban los dientes de rabia contra �l.
Pero Esteban, lleno del Esp�ritu Santo, mir� al cielo, vio la gloria de Dios y a Jes�s, que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo:
"Estoy viendo los cielos abiertos y al Hijo del hombre de pie a la derecha de Dios".
Entonces los miembros del sanedr�n gritaron con fuerza, se taparon los o�dos y todos a una se precipitaron sobre �l. Lo sacaron fuera de la ciudad y empezaron a apedrearlo. Los falsos testigos depositaron sus mantos a los pies de un joven,llamado Saulo.
Mientras lo apedreaban,Esteban repet�a esta oraci�n:
"Se�or Jes�s, recibe mi esp�ritu". Despu�s se puso de rodillas y dijo con fuerte voz: "Se�or, no les tomes en cuenta este pecado". Diciendo esto, se durmi� en el Se�or.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
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Salmo Responsorial
Salmo 30
En tus manos, Se�or,
encomiendo mi esp�ritu.
S� t�, Se�or, mi fortaleza y mi refugio, la muralla que me salve. T�, que eres mi fortaleza y mi defensa, por tu nombre, dir�geme y gu�ame.
En tus manos, Se�or,
encomiendo mi esp�ritu.
En tus manos encomiendo mi esp�ritu y t�, mi Dios leal, me librar�s. Tu misericordia me llenar� de alegr�a, porque has visto las angustias de mi alma.
En tus manos, Se�or,
encomiendo mi esp�ritu.
L�brame de la mano de mis enemigos y de aquellos que me persiguen. Vuelve, Se�or, tus ojos a tu siervo y s�lvame por tu misericordia.
En tus manos, Se�or,
encomiendo mi esp�ritu.
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Evangelio
Lectura del santo Evangelio
seg�n san Mateo (10, 17-22)
Gloria a ti, Se�or.
En aquel tiempo, Jes�s dijo a sus ap�stoles:
"Cu�dense de la gente, porque los llevar�n a los tribunales, los azotar�n en las sinagogas, los llevar�n ante gobernadores y reyes por mi causa; as� dar�n testimonio de m� ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando los enjuicien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo, porque, en ese momento se les inspirar� lo que han de decir. Pues no ser�n ustedes los que hablen, sino el Esp�ritu de su Padre el que hablar� por ustedes.
El hermano entregar� a su hermano a la muerte, y el padre, a su hijo; los hijos se levantar�n contra sus padres y los matar�n; todos los odiar�n a ustedes por mi causa, pero el que persevere hasta el fin se salvar�".
Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
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Sobre las Lecturas de Hoy...
Hoy la liturgia de la Iglesia celebra la fiesta de san Esteban, primer m�rtir cristiano. Llama la atenci�n la vinculaci�n que se hace entre el nacimiento de Jes�s y el martirio de Esteban. De alguna manera, el martirio es un nuevo nacimiento. La tradici�n cristiana vinculaba el martirio con el bautismo. El gran ideal de muchos creyentes era confirmar su fe con la experiencia del martirio como configuraci�n con Cristo, muerto y resucitado. Es lo que se llamaba el martirio de sangre. Y si el bautismo es un nuevo nacimiento, en consecuencia, el martirio es tambi�n nuevo nacimiento. Se dec�a: "Sangre de m�rtires, semilla de cristianos", y efectivamente que los primeros pasos del cristianismo estuvieron marcados por el signo del martirio. Toda la historia del cristianismo, hasta nuestros d�as, registra innumerables testimonios de martirio por defender los valores del evangelio. - Recordemos en nuestra oraci�n personal y comunitaria a todos los m�rtires de nuestra historia, especialmente de los tiempos recientes, quienes han dado su vida por la justicia y la paz en muchas regiones de nuestra geograf�a latinoamericana. Y prepar�monos para vivir el martirio en nuestra vida cotidiana mediante la entrega generosa y el sacrificio solidario por nuestros hermanos, especialmente los m�s necesitados de nuestro entorno.
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