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Lectura de hoy Jueves 06 de Diciembre, 2012 San Nicol�s de Bari, obispo

Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo"
(Ap 3,20)

Servicio de Email diario con las lecturas del d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia Cat�lica.

Este servicio se ofrece solamente con autorizaci�n previa del receptor.

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Sobre las Lecturas de hoy...


Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Isa�as (26, 1-6)

Aquel d�a se cantar� este canto en el pa�s de Jud�:
"Tenemos una ciudad fuerte; ha puesto el Se�or, para salvarla, murallas y baluartes. Abran las puertas para que entre el pueblo justo, el que se mantiene fiel, el de �nimo firme para conservar la paz, porque en ti confi�. Conf�en siempre en el Se�or, porque el Se�or es nuestra fortaleza para siempre; porque �l dobleg� a los que habitaban en la altura; a la ciudad excelsa la humill�, la humill� hasta el suelo, la arroj� hasta el polvo donde la pisan los pies, los pies de los humildes, los pasos de los pobres".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Salmo Responsorial
Salmo 117

Bendito el que viene en el nombre del Se�or.

Te damos gracias, Se�or, porque eres bueno, porque tu misericordia es eterna. M�s vale refugiarse en el Se�or, que poner en los hombres la confianza; m�s vale refugiarse en el Se�or, que buscar con los fuertes una alianza.
Bendito el que viene en el nombre del Se�or.

Abranme las puertas del templo, que quiero entrar a dar gracias a Dios. Esta es la puerta del Se�or y por ella entrar�n los que le viven fieles. Te doy gracias, Se�or, pues me escuchaste y fuiste para m� la salvaci�n.
Bendito el que viene en el nombre del Se�or.

Lib�ranos, Se�or, y danos tu victoria. Bendito el que viene en nombre del Se�or.
Que Dios desde su templo nos bendiga. Que el Se�or, nuestro Dios, nos ilumine.
Bendito el que viene en el nombre del Se�or.
Jesus el Maestro
Evangelio
Lectura del santo Evangelio seg�n san Mateo (7, 21. 24-27)
Gloria a ti, Se�or.

En aquel tiempo, Jes�s dijo a sus disc�pulos:
"No todo el que me diga '�Se�or, Se�or!', entrar� en el Reino de los cielos, sino el que cumpla la voluntad de mi Padre, que est� en los cielos.
El que escucha estas palabras m�as y las pone en pr�ctica, se parece a un hombre prudente, que edific� su casa sobre roca. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos y dieron contra aquella casa; pero no se cay�, porque estaba construida sobre roca.
El que escucha estas palabras m�as y no las pone en pr�ctica, se parece a un hombre imprudente, que edific� su casa sobre arena. Vino la lluvia, bajaron las crecientes, se desataron los vientos, dieron contra aquella casa y la arrasaron completamente".

Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
Cara de Jesus
Sobre las Lecturas de Hoy...
El asunto del seguimiento de Jes�s no consiste solamente en proclamarlo a los cuatro vientos, sino en vivirlo en la cotidianidad de la vida. No se trata de decir, sino de ser. El seguimiento de Jes�s implica una manera de ser, de vivir, de pensar, de sentir, de obrar y, tambi�n, de hablar. Es lo que se llama la coherencia de vida. En eso consiste construir sobre roca. Una vida cristiana consistente, s�lida, aun con tropiezos, como es normal en la condici�n humana de los seres humanos; una experiencia de vida construida sobre bases s�lidas proporcionadas por el evangelio. Pero a veces la experiencia del seguimiento de Jes�s se edifica sobre bases sumamente fr�giles: basta cumplir con ritos, normas, costumbres que se reducen a momentos puntuales de la vida, pero no se extienden a todos los �mbitos de la persona humana. El cristiano con base s�lida de fe se percibe a leguas de distancia. En este tiempo de Adviento es oportuno examinar la solidez de nuestro compromiso cristiano. En la oraci�n, en la vida sacramental, en la liturgia, encontramos las fuentes que alimentan la fe. Pero es en el testimonio diario donde se "mide" la calidad de vida cristiana.

La lectura de Isa�as se refiere a la ciudad fuerte que sin duda est� construida sobre roca, pero la verdadera roca que le da consistencia a la ciudad es el mismo Dios, "pues Yahv� es la roca eterna". Se relaciona este mensaje con el que nos presenta Mateo cuando nos habla de la fortaleza entre las dos casas: una de ellas construida sobre firme roca y la otra sobre arena movediza. El verdadero fundamento para construir nuestra vida es el mismo Dios. Quien se apoya en El, ese es el que permanece. No habr� nada ni nadie que lo haga sucumbir. Pero apoyarse en Dios implica hacer su voluntad con seriedad y sinceridad, sin quedarse en las meras apariencias.

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