logoLDD
  www.LecturaDelDia.com
Lectura de hoy Domingo 25 de Noviembre 2012 Santa Catalina, virgen y m�rtir

Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo"
(Ap 3,20)

Servicio de Email diario con las lecturas del d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia Cat�lica.

Este servicio se ofrece solamente con autorizaci�n previa del receptor.

Participa a tus familiares y amistades invit�ndoles a subscribirse a este servicio diario.


Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Daniel (7, 13-14)

Yo, Daniel, tuve una visi�n nocturna:
Vi a alguien semejante a un hijo de hombre, que ven�a entre las nubes del cielo. Avanz� hacia el anciano de muchos siglos y fue introducido a su presencia. Entonces recibi� la soberan�a, la gloria y el reino. Y todos los pueblos y naciones de todas las lenguas lo serv�an. Su poder nunca se acabar�, porque es un poder eterno, y su reino jam�s ser� destruido.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Salmo Responsorial
Salmo 92

Se�or, t� eres nuestro rey.

T� eres, Se�or, el rey de todos los reyes. Est�s revestido de poder y majestad.
Se�or, t� eres nuestro rey.

T� mantienes el orbe y no vacila. Eres eterno, y para siempre est� firme tu trono.
Se�or, t� eres nuestro rey.

Muy dignas de confianza son tus leyes y desde hoy y para siempre, Se�or, la santidad adorna tu templo.
Se�or, t� eres nuestro rey.
Segunda Lectura
Lectura del libro del Apocalipsis del ap�stol san Juan (1, 5-8)

Hermanos m�os:
Gracia y paz a ustedes, de parte de Jesucristo, el testigo fiel, el primog�nito de los muertos, el soberano de los reyes de la tierra; aquel que nos am� y nos purific� de nuestros pecados con su sangre y ha hecho de nosotros un reino de sacerdotes para su Dios y Padre.A �l la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Am�n.
Miren: �l viene entre las nubes, y todos lo ver�n, aun aquellos que lo traspasaron. Todos los pueblos de la tierra har�n duelo por su causa.
"Yo soy el Alfa y la Omega, dice el Se�or Dios, el que es, el que era y el que ha de venir, el todopoderoso".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Jesus Rey del Universo
Evangelio
Lectura del santo Evangelio seg�n san Juan (18, 33-37)
Gloria a ti, Se�or.

En aquel tiempo, pregunt� Pilato a Jes�s:
"�Eres t� el rey de los jud�os?"
Jes�s le contest�:
"�Eso lo preguntas por tu cuenta o te lo han dicho otros?"
Pilato le respondi�:
"�Acaso soy yo jud�o? Tu pueblo y los sumos sacerdotes te han entregado a m�. �Qu� es lo que has hecho?"
Jes�s le contest�:
"Mi Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mis servidores habr�an luchado para que no cayera yo en manos de los jud�os. Pero mi Reino no es de aqu�".
Pilato le dijo:
"�Conque t� eres rey?"
Jes�s le contest�:
"T� lo has dicho. Soy rey. Yo nac� y vine al mundo para ser testigo de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz".

Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
Cara de Jesus
Sobre las Lecturas de Hoy...
Jesucristo, Rey del Universo (Celebracion)

La liturgia de este domingo nos trae de nuevo un pasaje del libro de Daniel. En contraposici�n a las pretensiones de divinidad y de dominio absoluto t�picos de los dominadores (griegos para la �poca del libro), Daniel va mostrando otras im�genes del verdadero y eterno Dios. No hay que tomar en sentido literal el contenido de estos materiales apocal�pticos. M�s bien hay que verlos y valorarlos desde la �ptica de la resistencia, un recurso que se ingenia el hagi�grafo para ir contrarrestando en el fiel jud�o los peligrosos efectos de una ideolog�a que pretende suplantar el poder y se�or�o �nicos del Dios b�blico. La historia ha demostrado que tanto imperios como emperadores, reinos y reyes fenecen, pasan, se acaban, y eso no va a cambiar; que s�lo una cosa es inmutable el poder, la gloria y el reinado de Dios a favor siempre del oprimido, eso nunca pasar�.

Celebramos la solemnidad de Jesucristo �Rey del Universo�. A ese fin hemos le�do el pasaje de Daniel en donde uno como hijo de hombre recibe de parte del anciano el poder y la soberan�a universal. En contraste con esta imagen de Daniel que fue asumida por el cristianismo como una prefiguraci�n del reinado universal de Cristo, nos presenta el evangelio de Juan el momento del juicio pol�tico de Jes�s ante Pilato. �Oficialmente� Jes�s no se ha proclamado Rey, sin embargo �ste es el argumento por el cual sus adversarios quieren que sea condenado. De hecho sus adversarios ya lo han condenado a muerte, s�lo que ellos no pod�an ejecutar la pena capital (Jn 18,31), que era derecho exclusivo de Roma (ius gladii). Por eso la insistencia a Pilato para que �l confirme la sentencia que ellos ya hab�an dictado.

Pilato ya est� informado de la situaci�n y por eso pregunta directamente a Jes�s: ��Eres t� el rey de los jud�os?�. Jes�s responde con otra pregunta, indaga al interrogador cu�l es el origen de esa acusaci�n, que de todo modos en este punto se convierte en aclamaci�n. Pilato no est� interesado en establecer ning�n tipo de v�nculo con Jes�s y sin embargo seg�n la forma como el evangelista Juan conduce el hilo del relato, la realeza de Jes�s viene proclamada no por los de su naci�n, sino por los paganos.

Indirectamente Jes�s responde de modo afirmativo a la primera pregunta de Pilato, pero hace una aclaraci�n que por supuesto ni Pilato ni sus acusadores pueden entender: �mi reinado�, o tambi�n �mi realeza no es de este mundo�, pero debe entenderse �no es al modo o a la manera de este mundo�. Y la aclaraci�n contin�a: �si mi realeza fuera al estilo de esta realidad hubiera sido defendido por mi ejercito y no hubiera ca�do en manos de los jud�os�.

Pero Pilato quiere una respuesta m�s clara, un s� o un no, y de nuevo interroga: ��entonces, t� eres rey?�. De nuevo san Juan pone en labios de un pagano la expresi�n que confirma la realeza de Jes�s. Pilato lo ha dicho y as� es pero enseguida corrige Jes�s la caracter�stica de esa realeza: �a eso he venido, no a dominar ni a infundir terror, sino a servir a la verdad�. As� pues, el evangelista deja claro en que consiste la dimensi�n mesi�nica y real de Jes�s, no se trata de un rey al estilo de los reinados temporales, sino al estilo que ya se hab�a entrevisto en el Primer Testamento desde la entrega, desde el servicio al proyecto del Padre, que es ante todo la justicia esa es la verdad para Juan, el proyecto del Padre encarnado en Jes�s. Desafortunadamente con el correr del tiempo se tergivers� el contenido de este interrogatorio, especialmente la respuesta de Jes�s sobre el origen de su realeza. Algunas corrientes cristol�gicas, que subsisten hoy, defienden una dimensi�n �espiritual� del reinado de Jes�s. Seg�n eso, �mi reinado no es de este mundo� desconecta a Jes�s y su evangelio de todo compromiso con el orden temporal, y con esta realidad concreta que vivimos, y lo transfiere a un mundo �espiritual� o simplemente a aquel �mundo de las ideas� de Plat�n.

Esa falsa interpretaci�n tiene varios reparos. Por una parte, cuando Juan habla de �mundo�, casi siempre lo hace para referirse a esta realidad habitada por seres humanos y en donde se verifican las tendencias m�s contradictorias, de las cuales, las que le interesan al evangelista son aquellas que est�n en oposici�n al querer y a la voluntad de Dios. En una palabra �mundo� para Juan es una forma sint�tica de referirse a todo lo que contradice el proyecto divino, y que puede equipararse con lo que �l mismo intenta describir tambi�n con la expresi�n �tinieblas� en contraposici�n a la �luz�. En tal sentido, se puede entender �mi reino no es de este mundo�, �no es de esos reinos o reinados que se oponen al querer de Dios� y en ese sentido, Jes�s ha realizado toda su acci�n, no ha contradicho en nada la voluntad de su Padre. Si proyectamos el reinado de Jes�s a una categor�a extramundana, es dejar de reconocer su compromiso y su incidencia en los asuntos del diario vivir durante todo su ministerio p�blico, desde Galilea hasta Jerusal�n, si hubiera sido de car�cter �espiritual�, no se hubiera visto enfrentado a las autoridades Jud�as, es m�s, desde una cueva en el desierto hubiera podido decir lo que ten�a que decir y punto.

Otra consecuencia que deriva de una falsa interpretaci�n de esa expresi�n tiene que ver con el cristiano en cuanto tal. Para quienes creen que Jes�s y su obra �no son de este mundo�, lo m�s pr�ctico es no inmiscuirse en asuntos temporales, lo mejor es no �meterse en problemas�. Desafortunadamente esta corriente cuenta con demasiados adeptos tanto en el campo cat�lico como en el no cat�lico. Mientras cuatro evangelistas, equivale a decir cuatro de las comunidades primitivas (entre muchas que seguro hab�an) nos legan un testimonio de abierto compromiso de Jes�s con la causa de su Padre expresada en los pobres, un par de vers�culos que reflejan apenas una m�nima parte del pensamiento joaneo sobre Jes�s, vienen a convertirse en el argumento �definitivo� para sustraer a Jes�s de su concreto compromiso pol�tico y social con su generaci�n y de su intenci�n de que sus seguidores hicieran lo mismo. No es necesario ni conveniente subrayar tanto la �realeza� de Jes�s si ello implica tergiversar su aut�ntico y efectivo proyecto de vida; hace mucho da�o, sobre todo a los m�s oprimidos, presentar esa imagen mon�rquica y principesca de un Jes�s que, en verdad, dedic� toda su vida y sus energ�as a desenmascarar y a luchar contra ese tipo de estructuras.


Contactenos...
www.lecturadeldia.com
Coral Springs, Florida, U.S.A.