Conforme revisemos las herramientas de esta semana, mantengamos en mente que el pensamiento intencional y la acción es necesaria para desarrollar el tipo de hábito que crea un margen para traer a la realidad todo lo que Dios ha puesto en nuestro interior. Los hábitos que desarrollamos deben ser el marco que refleja la calidad de nuestro carácter.
 
Los hábitos  nos pueden llevar a los lugares en los que deseamos estar. Debemos tomar tiempo de calidad para evaluar nuestra situación actual y asegurarnos que los hábitos que hemos permitido que tomen lugar en nuestra vida, en verdad, nos estén llevando en la dirección correcta. Debemos asegurarnos que los hábitos que tenemos para pensar y para tomar decisiones son preactivos y reactivos a los procesos de la vida.
 
Podemos vivir una vida feliz y llena de éxito de acuerdo a las promesas de Dios. Esto requiere una responsabilidad personal de desarrollar el marco de hábitos basados en los principios del Reino.


Randy Morrison   
www.randymorrison.org  
1. Ingredientes básicos

Todos los ingredientes necesarios para vivir una vida de acuerdo a los propósitos de Dios están en la Biblia. Estos ingredientes o principios son los ladrillos que construyen nuestra estructura de hábitos. Estos son los ingredientes que crean el conocimiento verdadero, el cual nos libra de la frustración y del fracaso en la vida. El pecado nos mantiene viviendo lejos de la forma en la que Dios diseñó que lo hiciéramos. Cuando permitimos que los deseos incontrolables nos dirijan en la vida, los hábitos no serán constantes con los principios del Reino. Pronto, nuestro camino empieza a presentar desvíos, atajos y callejones sin salida. El alimentarnos con los principios básicos, los cuales se enlistan en la Biblia, va a tornar el camino de nuestra vida en una línea recta hacia la plenitud de nuestro propósito en Dios.

Considera el enfoque de tu forma de pensar actual. Date cuenta si es que tu enfoque se basa en los principios de Dios o en las demandas externas, deseos y pasiones. Reflexiona en los hábitos que dominan tu vida. Toma el compromiso con Dios acerca de los hábitos que debes mantener y los que debes eliminar en tu vida.

Recuerda: Lo que permitimos que le de forma a nuestra vida, se llaman hábitos. Estos producen efectividad o inactividad. Tenemos el poder de la decisión.
2. Acceso autorizado

Hemos recibido autoridad completa para entrar a la vida de acuerdo a los principios del Reino de Dios. Tenemos el poder para escoger si vamos a la única fuente autorizada o si vamos a cualquier otra fuente para obtener dirección y compañía constante. Dios es la única fuente en que debemos confiar como dirección para nuestra vida. Debemos estar siempre alerta, pues lo que permitimos que entre a nuestra mente, se infiltrará a nuestra forma de pensar, a nuestro corazón y a nuestras acciones. Antes de darnos cuenta, fuentes "sin autorización" empiezan a controlar nuestros hábitos y nuestro carácter.
 

Lee Marcos 7:20 y piensa en lo que dice esta escritura acerca de los pensamientos que tenemos en la vida. Reflexiona en qué es lo que tiene poder en tu vida para acceder a tus hábitos y acciones. Considera si estos "usuarios autorizados" se alinean con la voluntad de Dios. Repórtale a Dios cómo es que estás planeando cortarles el acceso a estos a tu mente y corazón.

Recuerda: Lo que destruye una vida no es la tentación, sino las decisiones que una persona tome al actuar y pensar en esta tentación.
3. ¿Cara o cruz?

Como creyentes, se nos ha dado la oportunidad para "elegir" cuál será el resultado del "volado" al tratarse de la vida que llevemos. No hay intermedios. Al servir a Dios, vamos a atraer le necesario y deseado para cumplir el propósito de nuestra vida. Atraemos las cosas que amamos. De la misma manera, repelemos las cosas que detestamos. Los hábitos diarios traerán una realidad a nuestra vida. Cuando confesamos con una convicción honesta "el día de hoy, soy lo que soy por las decisiones que he tomado", aceptamos la responsabilidad personal. Cuando sucede esto, tenemos el poder de escoger la forma de operar de Dios sobre cualquier otra fuerza externa.

Lee 1 Juan 5:4-5El ser nacidos de nuevo significa que debemos modelar la victoria en este mundo. Conforme piensas y reflexionas en esto, haz una nota mental de cualquier hábito en tu vida que esté ahí, producido por ambiente, y no por  Dios. Enlista estos hábitos en tu diario y empieza a tomar pasos intencionales para eliminar estos de tu vida diaria.

Recuerda: De lo que podamos apartarnos, es aquello sobre lo que hemos tenido victoria, lo que no podamos dejar, de esto no hemos vendido aún. No decidimos nuestro futuro, decidimos tomar hábitos, estos hábitos deciden nuestro futuro.
4. Soluciones proactivas

El nacer de nuevo nos brinda la experiencia necesaria para desarrollar actitudes y hábitos proactivos en lugar de reactivos. Como creyentes, no debemos "soportar" los problemas, debemos ser buscadores de soluciones debido a hábitos buenos. Las formas de pensar proactivas tienen el poder de vencer los hábitos autodestructivos. El ser proactivos fortalece nuestra mente para bloquear fuerzas negativas, significa creer en resultados positivos, incluyendo el rehusarnos a hablar palabras negativas, bloquea también el dolor de fracasos pasados y la influencia de estos en nuestro presente y futuro, nos mantiene libres de ser retenidos por nuestros hábitos autodestructivos. El ser proactivos abre la puerta para desarrollar hábitos que traen las promesas de Dios a la realidad.

Lee acerca de José en la Biblia. Piensa en lo que hizo José para no permitir que las influencias negativas lo desviaran de su propósito. Escribe qué es lo que estás dispuesto a hacer para rechazar las influencias negativas y mantenernos en el curso del plan que Dios tiene para cada uno de nosotros.

Recuerda: No decidimos nuestro futuro, decidimos cuáles son los hábitos que tomamos y estos, a su vez, decidirán nuestro futuro. La gente proactiva no titubea en cuanto a sus decisiones al enfrentar una tentación. Ellos entienden que para conquistar lo que no toleran, se requiere disciplina.
5. Campo de entrenamiento

El campo de entrenamiento para construir buenos hábitos se encuentra basado en la Palabra de Dios. Este entrenamiento debe tener como resultado una mente bien disciplinada capaz de discernir y desarrollar hábitos que son aciertos en la vida. El desarrollar este tipo de disciplina requiere  un plan de entrenamiento que puede ser incomodo, y hasta miserable en un principio, sin embargo, al  final produce efectividad personal, paz y plenitud. La forma de pensar del Reino requiere atención constante, disciplina y la habilidad de pensar más allá del lugar en dónde queremos estar. Los buenos hábitos requieren conocimiento, habilidades y el deseo de avanzar hacia la promesa de Dios.

Lee Proverbios 24:5. Escribe tu plan de entrenamiento personal que fortalecerá el nivel de sabiduría que tienes acerca de la Palabra de Dios. Identifica cuáles son los pasos a tomar para agudizar tu forma de pensar y, de esta forma, poder desarrollar nuevos hábitos que te acerquen al lugar en dónde deseas estar en el futuro.

Recuerda: El marco para construir buenos hábitos es simplemente hacer las cosas que no nos gusta hacer para crear las cosas que amamos. La diferencia entre éxito y fracaso es, muy a menudo, la calidad de información que tenemos en nuestra mente.


 
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