Dios es bueno. La fidelidad de Dios nos ha traído hasta este lugar, y nos ha dado lo necesario para vencer cada uno de los obstáculos presentados en la vida. Podemos vivir llenos de gozo, sabiendo que tenemos en nuestro interior lo que se necesita para vivir una vida victoriosa 
 
No debemos enfocarnos mucho en las circunstancias que nos están rodeando, sino en lo que tenemos en nuestro interior. Lo que hace la diferencia en nuestra vida es el contenido de nuestra mente y corazón.

Debemos escudriñar nuestros corazones de manera continua y asegurarnos que nuestros caminos son los mismos que los de David. Nuestra forma de pensar debe estar regida por los principios del Reino de Dios, de tal manera que los hábitos sean buenos en nosotros.

Seamos conscientes y proactivos para adoptar de manera constante los buenos hábitos que afirman nuestra posición de vencedores. Al hacer esto, no vamos a sucumbir al rompimiento de los hábitos, pues esto frena nuestro crecimiento y nos mantienen cautivos de nuestro propósito divino.

Randy Morrison   
www.randymorrison.org  
1. Cuestiones del corazón

Algunos hábitos restringen nuestro  desarrollo en la vida, se vuelven problemas. Algunos hábitos añaden valor a nuestro desarrollo, estos son virtudes. Para cambiar los hábitos enfocados en problemas a virtudes debemos cambiar nuestro enfoque, de lo que está sucediendo afuera, a lo que está sucediendo dentro de nosotros. Debemos invertir en el explorar cómo está la condición de nuestro corazón. El corazón es la fuente que determina cómo operamos y cómo tomamos las decisiones en la vida.

Lee Jeremí­as 17:9-10. Identifica como es que el corazón tiene un impacto en la vida aquí en la tierra. ¿De qué manera tus pensamientos han sido influenciados por la condición de tu corazón? ¿De qué manera es que tus pensamientos están influenciando tus hábitos y procurando tu desarrollo en la vida? Habla con Dios acerca de tus pensamientos, hábitos y actitudes que necesitas cambiar para obtener todo lo que Dios tiene para ti. Toma el compromiso de hacer los ajustes necesarios desde ahora.

Recuerda: El corazón es el centro del hombre, la fuente de sus sentimientos, pensamientos, afecciones, aspiraciones y acciones.

"El corazón es el órgano en control de una mente sana".  
-Frank Lloyd Wright
2. Rechaza "lo mismo, lo mismo..."

El hacer algo una y otra vez, sin pensarlo se convierte en un hábito. Los hábitos son comportamientos aprendidos que resultan de la repetición frecuente. Lo que permitimos que suceda repetidamente, sin pensar, definirá el cómo operamos en la vida. Cuando los hábitos son "lo mismo, lo mismo" es porque están basados en una mente vacía en lugar de una mente llena. Los buenos hábitos nos acercan a nuestro destino, los malos, restringen nuestro movimiento. Los malos hábitos, a menudo, toman lugar en nuestro corazón y nuestra mente basándose en influencias externas en lugar de en nuestra fuerza interior de los principios del Reino de Dios. Los hábitos son semillas que le dan forma a nuestro destino.

Mantén una lista de los hábitos que realizas sin pensar. Revísalos conforme platicas con Dios. Determina cuáles son los hábitos que añaden crecimiento a tu vida y cuáles te retienen cautivo y te impiden alcanzar tu destino. Determina qué es lo que te impide ponerle un alto a los malos hábitos. Trae a tu conciencia estos malos hábitos. Empieza a sustituirlos con un comportamiento positivo en tu vida diaria.

Recuerda: Los hábitos son a lo que dejamos que nuestra vida se conforme o moldee. Los hábitos se obtienen por repetición frecuente. Lo que repetimos de manera regular, toma el poder para formar parte de nuestro estilo de vida.
3. Sembrar y cosechar

Nuestra vida se basa en el principio de la siembra y la cosecha. Muy a menudo sembramos semillas en la vida sin pensar qué nos traerá esto de cosecha. Los hábitos son el resultado de la cosecha de las semillas de pensamientos sembrados en nuestra mente. Muchos hábitos comienzan en nuestra necesidad. David, el salmista, fue un buen ejemplo de esto. El falló por haber permitido que una "pasión sin control", derivada de influencias externas, cosechara hábitos que causaron un desvío del propósito que Dios tenía para él. Con experiencia y disciplina, podemos tomar decisiones en cuanto a nuestra forma de vivir, que sean consistentes con los principios del Reino. Los hábitos que formemos, nos añaden o nos sustraen la sustancia que nos lleva a nuestro destino en la vida.

Lee Lucas 15:11-18 acerca del hijo pródigo. Reflexiona qué fue lo que el hijo pródigo tuvo que pasar para hacer un cambio en sus decisiones y sus hábitos. Haz una nota mental acerca de qué es lo que estás dispuesto a cambiar en cuanto a hábitos negativos en ti, toma el compromiso con Dios de hacer estos cambios de inmediato.

Recuerda: Dios no crea perdedores, la gente pierde al permitir que su mente los domine en cuanto a su forma de ver la vida. La forma en la que una persona lleva su vida cambia únicamente cuando su mente está determinada a hacer algo con respecto a sus hábitos.
4. Escondidos...

Los mejores hábitos son los que son constantemente examinados por mentes activas. El ser activo y de mente abierta, es esencial para construir buenos hábitos. Los malos hábitos se desarrollan en la pereza mental y el egoísmo. Cuando sembramos pensamientos, cosechamos resultados. Nuestro reto es asegurarnos de que los principios del Reino nos iluminen y nos lleven a buenos hábitos. Al hacer esto, cualquier cosa que esté "escondida" abajo de nuestros cimientos, saldrá a la luz.
 
Haz una lista acerca de los principios del Reino que sabes que tienes dentro de ti. Compara los hábitos que tienes con esta lista. Toma el compromiso de eliminar los hábitos que no se alinean con los principios del Reino.
 
Recuerda: Dios nos hace una promesa, nuestros hábitos diarios traerán esta promesa a la realidad. Nunca decidimos nuestro futuro, decidimos cuáles hábitos desarrollamos, y estos mismos deciden nuestro futuro.

 5. Hábitos de los vencedores

El ser nacidos de nuevo nos da la oportunidad de desarrollar un estilo de vida vencedor. Los vencedores saben cómo resolver los problemas, saben cómo moverse de la adversidad a la oportunidad. Los vencedores se rehúsan a pronunciar palabras que creen un ambiente de derrota o de hábitos negativos. El futuro de los vencedores no está posicionado en las derrotas del pasado.

Lee 1 Corintios 10:13. Resume qué es lo que esta escritura está diciendo acerca de pasiones y tentaciones. Haz una nota mental de lo que Dios nos ha dado para darnos la seguridad de que somos vencedores en esta vida.

Recuerda: los vencedores entienden que para vencer un problema deben hacer lo necesario para alcanzar el remedio. Dios nos hace una promesa, sin embargo son nuestros hábitos diarios los que nos hacen alcanzarla y traerla a la realidad.

 
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