�Dios siempre tiene en sus pensamientos su inter�s por nosotros! Independientemente de lo que estamos atravesando, debemos darnos cuenta de que todo tiene un prop�sito y nada toma a Dios por sorpresa.

En el proceso de dificultades de la vida, podemos experimentar la paz de Dios y un sentido de plenitud, sabiendo que todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios, a los que son llamados conforme a su prop�sito.

Jes�s nos ha dado acceso a la paz con Dios, a trav�s de la puerta de la reconciliaci�n. A medida que fortalecemos nuestra relaci�n con el Se�or, podemos experimentar su paz en nuestro interior. Seg�n Juan 14:27, Jes�s vino a reemplazar nuestro miedo y ansiedad con la paz de Dios. A trav�s de Su muerte, sepultura y resurrecci�n, podemos tener paz con Dios y podemos experimentar la paz de Dios en nuestras vidas.

"Que Dios mismo, el Dios de paz, los haga a ustedes perfectamente santos, y les conserve todo su ser, esp�ritu, alma y cuerpo, sin defecto alguno, para la venida de nuestro Se�or Jesucristo. El que los llama es fiel, y cumplir� todo esto". 1 Tesalonicenses 5: 23-24 DHH
 
Tu amigo,
 
Randy Morrison 
www.randymorrison.org 
1. Nos regresa a �l
 

La paz no es la ausencia de conflicto. La paz es la tranquilidad que experimentamos en medio del conflicto. Esta paz mora dentro de nosotros. Podemos estar firmes a�n cuando todo a nuestro alrededor se est� desmoronando. Fuera de Dios, el hombre no tiene la verdadera paz, que es eterna. 

Seg�n Isa�as 48:22, "No hay paz para los imp�os ...". A trav�s del nuevo nacimiento, podemos tener paz con Dios basada en la reconciliaci�n, que es el restablecimiento de nuestra relaci�n rota con Dios.

 

Recuerda: La paz no puede existir entre la humanidad pecadora y un Dios Santo y sin reconciliaci�n. �ramos extra�os para para Dios debido a nuestra tendencia natural a centrarnos m�s en la moralidad humana que en el est�ndar moral que Dios estableci� para vivir.


 

Lee, reflexiona y act�a de acuerdo a:
Isa�as 48:22
2. Paz con Dios 
 
El pecado separa al hombre de Dios. El hombre se desvi� de la voluntad de Dios, lleg� a torcer sus pensamientos, y perdi� su paz. El hombre se apart� de Dios por causa del pecado. Sin embargo, Dios inici� un plan para hacernos regresar a trav�s de la reconciliaci�n. Ning�n hombre o mujer est� demasiado lejos para Dios. Cada persona puede vivir en una relaci�n centrado en Cristo y en un ambiente dominado por la paz. 

El hombre pecador puede experimentar el beneficio de la paz con Dios, porque Jes�s vino a traer paz y para romper la barrera que imped�a que la gente experimentara esa paz. Dios nos ha dado acceso a un pacto de paz y a los derechos de la ciudadan�a celestial. Efesios 2:19 nos dice: "...ya no son extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios." Como ciudadanos, somos miembros de la familia de Dios. Por lo tanto, los derechos y beneficios de la membres�a son para nosotros, incluyendo el ser liberados de la condenaci�n eterna.

Recuerda: Sin la muerte y resurrecci�n de Cristo no podr�a existir la reconciliaci�n entre Dios y el hombre. Demos gracias a Dios por que Jesucristo muri� por todos los hombres para que todas las personas pudieran ser reconciliadas con Dios a trav�s de �l, y as� tener acceso a su Paz y fortaleza.

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3. Manteniendo nuestros pensamientos en �l
 
Las condiciones de este mundo pueden ser una fuente de preocupaci�n y ansiedad, lo que puede causar que perdamos la paz. Dios nos dice que por nada estemos ansiosos o afanados, as� que, �No te preocupes! 
La Biblia nos ense�a a experimentar la paz de Dios como parte de nuestro diario vivir, Filipenses 4:6-7 es la clave para tener acceso a la paz de Dios: "No se preocupen por nada. Que sus peticiones sean conocidas delante de Dios en toda oraci�n y ruego, con acci�n de gracias, Y que la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guarde sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jes�s". 
�l nos mantiene en perfecta paz, en medida que nuestra mente y pensamientos permanecen en �l. Nuestros corazones est�n seguros, confiando en el Se�or. En lugar de estar ansiosos, podemos estar agradecidos cuando ponemos nuestra confianza en el Se�or.

Cuando no entendamos la vida, pongamos nuestras manos en las manos del Se�or, simplemente confiando, pues confiamos en su naturaleza, que es el amor; confiamos en sus promesas, sabiendo que �l suplir� todas nuestras necesidades; confiamos en su bondad, que es su gracia, su presencia poderosa y sus capacidades; confiamos en su sacrificio, que es Su obra consumada en la Cruz, todo para darnos paz.

Recuerda:
 La paz m�s grande que podemos experimentar la viviremos cuando permitamos que la palabra de Dios influya en nuestra mente en cada situaci�n que enfrentemos en la vida. Conoceremos la paz de Dios cuando nuestras mentes est�n comprometidas y enfocadas en el hac�a d�nde queremos llegar en lugar de en lo que estamos pasando. Jes�s dijo: "...No dejen que su coraz�n se turbe y tenga miedo". Si nuestros corazones est�n agitados o turbados por los problemas, es porque lo hemos permitido. Nosotros somos responsables por el nivel de paz que experimentamos en nuestras vidas
 
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