Cada uno de nosotros necesita llegar al balance perfecto entre nuestro espíritu, alma y cuerpo. Cuando nuestro espíritu esté totalmente satisfecho, estamos listos para alcanzar nuevos niveles de vida. Lo mejor de nuestra vida está delante de nosotros, no detrás. Estamos en esta tierra para servir a Dios de manera completa, no divididos. Al alcanzar el balance entre nuestras tres partes, estaremos viviendo plenamente. Debemos estar siempre agradecidos por lo que hemos recibido. Tomemos una pausa, reflexionemos y demos gloria y alabanza a Dios por cada momento de plenitud que hemos experimentado y de la misma manera, busquemos su dirección continua mientras avanzamos al siguiente nivel en nuestra vida. Que tengan un excelente tiempo de acción de gracias. Tu amigo,
Randy Morrison
www.randymorrison.org
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1. Cuídala con la cobertura adecuada
Nuestra alma es la segunda dimensión de nuestra plenitud. Este es el lugar en el cuál tenemos la capacidad de evaluar nuestra existencia natural. Es de vital importancia que guardarmos nuestra alma con la cobertura correcta, pues es aquí donde podemos ser influenciados por agentes externos que pueden impactar nuestras emociones, pasiones y deseos. Si nuestra alma no está bajo el cuidado y dirección de nuestro espíritu, estaremos influenciados por falsas corrientes de conocimiento e información, y todo esto nos llevará a vivir continuamente en la discordia.
Recuerda: Nuestra alma es la fuente de la inteligencia humana. Si nuestra alma no está bajo el control de nuestro espíritu, creará falsas expectativas. Esto nos saboteará la búsqueda de la plenitud.
Lee, reflexiona y actúa de acuerdo a: Gálatas 5:16-18 Romanos 12:2
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2. Conoce cuál es la diferencia
La comprensión de los diferentes tipos de conocimiento al que podemos estar expuestos es el primer paso para caminar hacia la transformación. El conocimiento que viene de nuestros sentidos físicos se llama Conocimiento Sensorial, y el que viene por una revelación del Espíritu de Dios se llama Conocimiento Revelado. El conocimiento revelado es el único que puede transformar nuestra vida desde una serie de experiencias desconectadas y aisladas, hasta una vida de plenitud.
Recuerda: La gente que vive su vida basada en el conocimiento sensorial, muy a menudo tiene diferencias con la gente que vive de acuerdo al conocimiento por revelación. Para que haya una transformación, nuestros sentidos físicos deben estar sujetos a una mente renovada, y una mente renovada debe estar en sumisión a nuestro espíritu renovado en Jesús.
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3. Es físico
 La tercera dimensión para nuestra plenitud es nuestro cuerpo físico. Éste requiere un buen cuidado para su correcto desempeño, pues existen varias fuerzas tratando de corromperlo. La forma correcta para que nuestro cuerpo esté en forma es a través del servicio, la obediencia y la humildad hacia Dios. Si no escuchamos la voz de Dios, seremos vulnerables a los ataques y presiones de las fuentes externas que nos rodean.
Recuerda: Dios no creó nuestro cuerpo para que dirija nuestra vida, sino que fue diseñado como un instrumento para nuestro servicio mientras vivimos en esta tierra. Para vivir una vida plena nuestro espíritu debe ser regenerado, nuestra mente renovada y nuestro cuerpo ser presentado delante de Dios como nuestro siervo. Cuando nuestro cuerpo ignora la voz de nuestro espíritu renovado, se vuelve débil y vulnerable a cualquier tipo de esclavitud.
Lee, reflexiona y actúa de acuerdo a: Efesios 4:21-24
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