"As� como la Tor� fue entregada escrita en la Lengua Sagrada, as� el mundo fue creado con Lengua Sagrada." El nombre hebreo de cada ser es el poder Divino (o espec�ficamente, la permutaci�n de fuerzas divinas individuales, que son las letras del nombre) responsable y activo en su recreaci�n continua "algo a partir de la nada", como est� explicado en el libro de Tania. En particular, el nombre hebreo de cada criatura es el canal a trav�s del cual desciende la fuerza vital y la conciencia desde la ra�z espiritual del alma de la criatura que est� en lo alto, a su cuerpo f�sico aqu� abajo. En cuanto a Dios, Su Nombre es el poder -inherente en El y entregado a nosotros- para que Lo revelemos aqu� abajo.
M�s en profundidad, el nombre de la persona contiene el secreto de nuestra misi�n sobre la tierra. Las �ltimas dos palabras de la frase "y como Adam llam� a cada criatura viviente, ese fue su nombre", en hebreo es הוא שמו, hu shem�, literalmente "�l es su nombre", que num�ricamente equivale al nombre Mash�aj (משיח =358). Cada criatura viviente posee una chispa del Mash�aj, una chispa en la que fue depositada el poder para cumplir su misi�n, traer redenci�n a su "porci�n" sobre la tierra. En el alma jud�a esta chispa est� activa, y en el alma de cada una de los otros seres vivientes la chispa es pasiva, aguardando la "fertilizaci�n de un alma jud�a". Adam, cuando otorg� los nombres, todav�a no hab�a pecado, y en ese momento era el jud�o protot�pico "potencial". Si hubiera resistido la tentaci�n del pecado, hubiera podido concretar totalmente su potencial, para s� mismo y para todas las generaciones futuras. Su nombre Adam אדם, son las iniciales del Adam-David-Mash�aj, como fue ense�ado por el Arizal. Solo �l fue capaz de reconocer la chispa individual de s� mismo, por as� decirlo, la chispa del Mash�aj latente en cada ser viviente. Este es el secreto al que se refieren nuestros sabios, al decir que en el acto de otorgar los nombres, Adam en realidad se "apare�" (como dice la Tor�: "conoci�" ) con cada criatura viviente.