Un día hermoso y soleado, Dios me hizo una invitación muy especial, El me dijo que me llevaría a la vida, que es un lugar en donde encontraría a muchas personitas como yo y que tendría una misión en ese lugar. Pero como Dios me quiere tanto, me dijo que al comienzo yo iba a necesitar un cuidado especial, un cuidado que cualquiera no sería capaz de hacer. Alguien quien me hospedara en su vientre  por unos meses, para formar mis ojitos y mi manos y ser literalmente parte de su ser, y una vez esté preparado para ver la luz del dia, lo primero que vea sea su rostro; alguien que me alimente con la leche de su amor y ternura, alguien que me abrigue y proteja en sus brazos cuando sienta frio, alguien que su voz sea música de consejo y sabiduría para mis oídos, alguien que incluso no dude en dar su vida por salvar la mia. Dios me dijo que buscó y buscó, y luego de una búsqueda cuidadosa, encontró a la persona perfecta que podría cumplir con este santo pedido, y así poder darme el regalo de la vida, me dijo que esa persona respondería a mi llamado si sólo digo la palabra: MAMA.

Ahora sé, que aunque yo vine de sorpresa, todo ya estaba planeado, y que Tú fuiste la elegida para la labor más maravillosa que un ser humano pueda tener en la tierra, la de ser Mamá.

Miguel Gutiérrez