LAS MARAVILLAS DE TU TORÁ
Hay 3 niveles de vida: Vivir una vida saludable en este mundo, la vida después de la muerte espiritual (pecado) y la vida después de la muerte física.
Vivir una vida saludable en este mundo significa seguir conscientemente una vida buena en los planos físico y espiritual
Un rashá (persona malvada) es considerado muerto en este mundo. El sentido espiritual de percibir la Divinidad con lo que uno fue dotado desde el nacimiento se ha vuelto mudo, callado, inanimado. Su corazón se ha vuelto un "corazón de piedra". Pero con la teshuvá (el retorno a Dios) puede revivirse. Puede experimentar la palabra de Dios diciéndole: "Te perdono", y entonces regresa a la vida.
Todos los humanos son mortales. Viven y mueren. Pero la muerte no es el final. Efectivamente es el comienzo de una vida nueva y puramente espiritual, la vida del alma en el paraíso. Al final, el alma retornará a reunirse con el cuerpo. El cuerpo resucitará y junto con el alma que lo rectificó en este mundo experimenta la vida eterna en un mundo físico, cuya naturaleza no podemos sondear en el presente.
Estos tres niveles de vida corresponden a los tres niveles de conciencia: la conciencia natural del tzadik (la persona justa) en este mundo, la conciencia de sí mismo rectificada del rashá que logró reenfocar su conciencia en lo Divino, y la conciencia natural del futuro (la conciencia natural del alma en un cuerpo resucitado, seguida de una conciencia Divina pura del alma en el paraíso).
Tres veces "vida" (68, חיים, jaim) es igual a tzadik (204, צדיק, tzadik). El ciclo completo de la vida del tzadik incluye la etapa intermedia del rashá que ha retornado a Dios, "Porque un hombre no puede ser un tzadik sobre la tierra que hace el bien y nunca peca".
La guematria de "vida después de la muerte" (728, חיים אחר המות, jaim ajar mavet) es igual a 28 veces 26, es decir "larga vida" (יחי, iejí) veces Dios (הוי, Havaiá)! Esta sorpresiva guematria nos enseña que el fenómeno de la vida después de la muerte refleja la verdad de que Dios vive por siempre, porque el alma Divina es "una parte concreta de Dios en lo Alto". "Concreta" en relación al alma significa que es simultáneamente una parte real de Dios en lo Alto y también posee el poder de "concretarse" entrando y viviendo en un cuerpo físico.