¡Hola!
Apostaría a que la mayoría de nosotros pensamos que el núcleo de nuestra práctica de yoga se lleva a cabo en un tapete. Cuando desenrollamos ese tapete, ya sea solos en casa o en un salón con nuestra comunidad (kula), nos tomamos un respiro y comenzamos. Nuestra atención se centra en los asanas, y es dentro de esos movimientos que tratamos de encontrar nuestro más profundo, nuestro más verdadero yo.
 | Jenn Sturiale |
Lo que es fácil olvidar es que nuestra práctica no se limita a ese punto particular de forma rectangular del planeta. El Yoga se extiende más allá del Guerrero I, más allá del salón tranquilo, más
allá de los lindos pantalones de yoga.
La primera persona con la que hagamos contacto visual después de nuestra asanas muy seguramente recibirá una sonrisa tranquila: este es el yoga. Ser capaz de comprender y comunicarte con tu padre amante del golf, porque ambos tienen una práctica central en la vida: este es el yoga. Cuando estamos lastimados y no podemos practicar asanas, pero en lugar de eso podemos canalizar esa energía en kirtan (devoción cantando): este es el yoga
Ofrecerle a un compañero de la oficina una sugerencia sobre como estirar suavemente la espalda baja: este es el yoga. Organizar un festival de yoga para recaudar dinero para una comunidad necesitada: este es el yoga. Cerrar los ojos y tomar cinco respiraciones conscientes en el día, o hacer la sopa de nuestra vecina cuando está enferma: yoga.
Y todas estas cosas tienen la capacidad de transformar... no sólo a nosotros mismos o a las personas de las que estamos más cerca, sino al mundo afuera de las pequeñas redes sociales que creamos. Nuestra práctica de yoga - porque, después de todo, "yoga" se traduce como "unión" - nos une con nuestros hermanos y hermanas de todo el mundo. Todos somos sabias abuelas y todos somos niños recién nacidos, con la misma capacidad de dar y recibir, compartir, enseñar y aprender. Cuando nuestro yoga se limita al tapete, no sólo nos engañamos a nosotros mismos, sino al mundo más grande que está fuera de nuestra visión.
Y realmente, ¿Que tan padre es que una práctica que solemos hacer por nosotros mismos - para calmarnos, para ponernos en forma, para tener una comprensión más profunda de nuestra vida - tiene el poder de influir positivamente en otras personas? Así que la próxima vez que esté "demasiado cansado para practicar" o que invente alguna otra excusa para evitar el cisne-buceando en Uttanasana, voy a tratar de recordar cómo estos estiramientos y respiraciones pueden cambiar vidas, además de la mía. Y esa podría ser justo la motivación que necesito para ponerme mis lindos pantalones de yoga, desenrollar mi tapete, y empezar de nuevo.
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Jenn Sturiale completó su entrenamiento como maestra de 200 horas en Solstice Yoga Center en el 2010, y ha estado viviendo, enseñando y practicando en México desde entonces.
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