Herramientas para la vida diaria 

Enciende el Poder en Ti - Episodio 11
Enciende el Poder en Ti - Episodio 11

Viviendo con

  Sentido Com�n

con Randy Morrison 

 

"Cuando hay un prop�sito, hay una pasi�n para lograr cumplir esos sue�os".

 
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La Doctrina y los Principios - Parte 2

�Saludos!


Como creyentes, nosotros somos el cuerpo de Cristo. Somos una comunidad unidos los unos a los otros por nuestro compromiso, deseo y pasi�n de caminar en esta vida como misioneros de Cristo.

La vida es una serie de cambios y ajustes interminables. Sin un  s�lido cimiento en que apoyarse, seremos jalados, empujados y lanzados por todas direcciones yendo a ninguna parte. Cuando nos basamos en los principios de Dios, tendremos entonces una plataforma de estabilidad eterna, precisa y veraz, garantizada.

Estas "herramientas" proveen normas y principios divinos para la vida diaria. A partir de hoy y en adelante, debemos hacernos responsables de poner estos principios en acci�n haciendo la diferencia en la vida de los dem�s.

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Recuerda: Hacer la diferencia en nuestras familias, comunidad y el mundo entero comienza con una persona a la vez. 
 

Tu amigo,   

Randy O. Morrison   

www.randymorrison.org 

 
1. No lo eches a perder

Las fuerzas opuestas continuamente intentan redefinir, reposicionar, reestablecer y romper la doctrina fundamentada en Cristo. Sin embargo este fundamento fue dise�ado para resistir toda fuerza y ataques de la adversidad. La doctrina fundamentada en Dios fue hecha para la eternidad y esta nunca cambia o var�a. No obstante, todos los individuos tienen la decisi�n, ya sea de permanecer firmes en la doctrina o permitir a las fuerzas externas los alejan hasta que la destrucci�n moral se apodere de sus vidas. La doctrina fundamentada en Dios es un mapa del camino de los principios que deber�an guiar nuestras elecciones, pensamientos, conducta moral, acciones y actitudes. Nuestra responsabilidad es entender todos los aspectos de esta doctrina con firmeza,  desde nuestro interior, y no tratar de cambiarla, alterarla o romperla.


Recuerda: La aversi�n o el disgusto con los principios de Dios se manifiesta al no tener nuestra fe puesta �nicamente en Dios,  cambiando asi nuestra manera de pensar alej�ndola de los pensamientos de  Dios y mostrando se�ales de corrupci�n en relaci�n a las normas y principios de Dios.

 

Lee, reflexiona y act�a de acuerdo a:

Salmos 11:3 

Si fueren destruidos los fundamentos, �Qu� ha de hacer el justo?


2 Timoteo 3:11-15 

Pero t� has seguido mi doctrina, conducta, prop�sito, fe, longanimidad, amor, paciencia, persecuciones, padecimientos, como los que me sobrevinieron en Antioqu�a, en Iconio, en Listra; persecuciones que he sufrido, y de todas me ha librado el Se�or. Y tambi�n todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jes�s padecer�n persecuci�n; mas los malos hombres y los enga�adores ir�n de mal en peor, enga�ando y siendo enga�ados.
Pero persiste t� en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de qui�n has aprendido; y que desde la ni�ez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvaci�n por la fe que es en Cristo Jes�s.

 


 

2. �Est�s en sinton�a?

Hemos sido dotados con el poder para elegir, nosotros podemos alinear nuestra vida ya sea con Dios o con influencias ajenas a sus principios. Lamentablemente la mayor�a de las veces la gente toma la decisi�n equivocada. Las elecciones alejadas de Dios terminan afectando a las futuras generaciones. Necesitamos establecer la palabra de Dios como nuestro tabulador para determinar si una decisi�n pendiente cumple con los principios de Dios. Al final es mucho mejor estar alineados con Dios que tratar de vivir con aquello que esta contra la Palabra de Dios. Nos han sido dadas reglas y normas dise�adas para moldear nuestro pensamiento, elecciones, valores y relaciones con otros. Nuestro tiempo en la tierra se habr� culminado satisfactoriamente cuando todo lo que digamos y hagamos este en sinton�a con los principios de  Dios.

Recuerda: Los principios de Dios nos proporciona un panel de normas, ideales y principios a seguir. Nuestro compromiso con esta doctrina es la llave a la plenitud en los aspectos f�sicos, morales, personales, sociales y econ�micos de nuestra vida.
 
Lee, reflexiona y act�a de acuerdo a:
2 Timoteo 3:16-17
Toda la Escritura es inspirada por Dios, y �til para ense�ar, para redarguir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.

H�chos 2:44-47
Todos los que hab�an cre�do estaban juntos, y ten�an en com�n todas las cosas; y vend�an sus propiedades y sus bienes, y lo repart�an a todos seg�n la necesidad de cada uno. Y perseverando un�nimes cada d�a en el templo, y partiendo el pan en las casas, com�an juntos con alegr�a y sencillez de coraz�n, alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Se�or a�ad�a cada d�a a la iglesia los que hab�an de ser salvos.
3. Regresalo

Es necesario que le regresemos a Dios su autoridad en nuestras vidas. Esto quiere decir, debemos traer de vuelta aquello que Jes�s nos mand� a hacer. Cuando traigamos todo de vuelta a Dios, vamos a tener unidad entre creyentes.

Una de las ideas esenciales de la doctrina y los principios de Dios es la "Sagrada Comuni�n". La Comuni�n entre el cuerpo de Cristo representa un prop�sito unificado. Nuestra misi�n en la tierra es permanecer unidos; entre m�s unidos seamos, mayor sinerg�a y poder tendremos en la tierra. Como una fuerza unificada de creyentes, nosotros generamos un campo de energ�a y poder que no puede ser disminuido. Cuando nos comportemos y actuemos verdaderamente como integrantes del mismo equipo, el equipo de Dios  entonces triunfaremos en la vida.
 
Recuerda: La unidad fue tema cotidiano en la doctrina de Cristo. Unificar el prop�sito genera el entorno adecuado para el evangelio de Reino de Dios haciendo un impacto en el mundo que nos rodea.   

Lee, reflexiona y act�a de acuerdo a:
 
Juan 17:20-21 
Mas no ruego solamente por �stos, sino tambi�n por los que han de creer en m� por la palabra de ellos, para que todos sean uno; como t�, oh Padre, en m�, y yo en ti, que tambi�n ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que t� me enviaste 
Enciende el Poder
 

 

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