El fracaso es parte de la vida y una parte del éxito. Si no estás preparado para sentir el dolor del fracaso en el camino al éxito, no podrás llegar a donde realmente quieres llegar. La manera en cómo manejas tus errores y aprendes de ellos te proporcionará los secretos para el éxito.

Sorprendentemente, podemos aprender mucho sobre cómo lidiar con el fracaso observando los bebés. Cuando se trata del fracaso, los bebés son modelos a seguir para cada adulto en el planeta. ¿Cómo manejan los bebes el fracaso? Sencillamente, nunca dejan que el fracaso los aleje de su objetivo. A pesar que encuentran muchos fracasos en su camino a la vez que se les ofrece nuevos alimentos, nuevas tareas y nuevo de todo, nunca se rinden. Derraman la comida, la leche y el jugo. Ensucian todo y se golpean la cabeza cuando estan aprendiendo a pararse. Tropiezan, pierden el balance, y se caen. Pero se levantan y tratan de nuevo. Otra vez, tras otra vez y otra vez, hasta que les sale bien.

Sí, el fracaso es una gran parte de la vida de un bebé según está creciendo. Pero la forma en que tratan sus fracasos proporciona una lección hasta al ejecutivo más experimentado a aprender de cada error, ponerlo detrás de uno y seguir luchando hasta alcanzar sus objetivos.

¿Sabes cuál es el secreto de los bebes? Su secreto es que su meta es más grande que su fracaso. Porque su objetivo es crecer a la edad adulta, por lo tanto manejarán los fracasos a la vez que se presentan en ruta a la adultez y no dejarán que los fracasos los hagan rendirse de alcanzar su meta.

Según maduramos hasta la edad adulta, otros factores entran en juego. Desarrollamos el orgullo. No queremos parecer estúpidos ante los demás. Queremos que todo lo que hacemos esté bien y demostremos que sabemos. Pero muchas veces no tenemos el poder de controlar algunas cosas en nuestra vida. Por ejemplo, nadie entra en una relación para fracasar. Por el contrario, cuando por primera vez nos enamoramos, creemos que será para siempre. Pero no sabemos el futuro, y no sabemos qué nos espera por delante y no sabemos cómo nosotros mismos y aquellos cerca de nosotros responderemos a lo que confrontamos en nuestro futuro.

Imagínese si la primera vez que un bebé se cayó después de unos primeros pasos inestable, decidió que realmente no quiere probar esta cosa llamada caminar erguido ya que era demasiado peligroso y se les mira como tontos. Después de todo, tratando de caminar sobre dos piernas no es tan seguro como gatear en cuatro piernas, y estaban en riesgo de perder su orgullo cuando cayó. Si de bebes, nos hubiésemos rendidos, estaríamos todos gateando. Sí, suena ridículo. Pero también es ridículo esperar que nunca nos vayamos a encontrar con fracasos en nuestras vidas después de que hemos aprendido a caminar.

¿Puedo hacerte unas preguntas personales? ¿Has estado experimentando algunos fracasos recientemente? ¿Has comenzado a sentirte con ganas de rendirte? ¿Sientes que tomar esos riesgos que vienen como parte de la vida ya no vale la pena?

Si es así, puede ser que hayas perdido de vista tus objetivos o renunciado a ellos o tu objetivo ya no es lo suficientemente grande. Mientras tu objetivo sea más grande que tus fracasos, siempre te repondrás de tus fracasos. Teniendo una meta que sea lo suficientemente grande significará que manejarás los fracasos en tu camino hacia lograr tu meta o metas.

Evalúa tus metas personales y profesionales y determina si son lo suficientemente grandes como para ocuparte de esos fracasos que vengan como parte de la vida. Si te das cuenta de que tus objetivos no son lo suficientemente grandes como para levantarte de tus fracasos, puede ser el tiempo de reconstruir tus metas o establecer nuevas metas.

Hay una diferencia entre tus fracasos y ser tú un fracasado. Sólo te conviertes en un fracasado cuando dejas de seguir luchando por tus metas y te rindes. Mientras te levantes de tu error, aprendes de tus errores y continúas en tu camino, sigues siendo exitoso.

Mientras tengas vida y fuerza, nunca decidas que un fracaso te ha hecho alcanzar tu límite. El fracaso es una de las rutas más poderosas al éxito. A todos nos gustaría ser exitosos inmediatamente, pero el camino al éxito es en donde aprendemos las lecciones importantes de la vida. Aprendemos muy poquito del valor del éxito de por sí. Es en la adversidad que crecemos y nos hacemos fuerte.

Tu país, tu familia y tu empresa necesitan que seas fuerte, así que mantén tu meta en mente y levántate de cada fracaso para crecer hacia la grandeza.