No es necesariamente negatividad o pesimismo que hace que uno plantee esta pregunta. Por el contrario, sin un diagnóstico apropiado, uno no sabrá cómo rectificar lo que está mal. También es una buena idea hacer una revisión del pasado año.

Algo se ha desintegrado muy dentro de nuestra sociedad. Tal parece que hemos sacrificado toda conciencia moral y responsabilidad.

Quiero proponer que reconozcamos que tenemos una crisis nacional relacionada al fundamento moral y ético de nuestra sociedad.

Para establecer el significado y verdad de estas amplias aseveraciones requiere un análisis exhaustivo. Es mucho más complejo que aseverar que una persona u organización específica ha actuado de manera no ética en un particular aspecto. Sin embargo, mis comentarios sobre el precario estatus moral de Puerto Rico toca la fibra humana de mucha gente buena y de buena fe que están comprometidas con el éxito de nuestro país.

Una manera de conseguir una medida de nuestro estatus moral es mediante echar un vistazo a las estadísticas disponibles. Las mismas indican, en muchos aspectos, que tenemos un déficit moral en comparación con otros países.

La expectativa de los jóvenes Puertorriqueños de llegar a viejos está bajando cada día. El desempleo y la pobreza están en niveles éticamente indefendibles dado la botarata, mal uso y robo de los presupuestos del estado y el empoderamiento de la misma gente una tras otra vez.

La violencia que acompaña la criminalidad en contra de otras personas está a niveles sin precedente, sin dejar de mencionar las formas impensables de crimen, como el maltrato y abuso sexual contra nuestros niños y niñas.

Nuestra estadística de asesinatos es una vergüenza internacional, como también lo es la violencia en contra de las mujeres, a pesar de nuestros supuestos compromisos con los derechos humanos.  

Estas estadísticas friolentas cuentan una historia de la amplia bancarrota moral que hemos sufrido, la cual en ocasiones nos hace sentirnos avergonzados de ser Puertorriqueños.  

Otro ángulo se impregna en nuestro dudoso estatus moral nacional si miramos las prácticas sociales reflejadas por las estadísticas que nos hace preguntarnos qué tipo de cultura "nacional" estamos ocupadamente construyendo.

Por ejemplo, nuestra conducta conduciendo en la carretera es enfermiza y estúpidamente peligrosa. Conductores borrachos es parte del comportamiento público. No se le considera como serio, porque muchos se salen con la suya.

Hacemos un "show" grande en contra de la corrupción mediante legislación y mucha habladuría. Sin embargo, estamos de facto institucionalizando la corrupción mediante la creación de una nueva clase de gente corrupta; "asesorempresarios", quienes vergonzosamente se llevan una tajada grande de los dineros del estado mediante contratos de asesorías que no rinden fruto alguno. La quiebra moral del país, así lo demuestra. Mientras se enriquecen los asesorempresarios, la educación de nuestros niños y jóvenes en las escuelas publicas cada día es peor.

Nuestro proceso de saneamiento moral debe comenzar con liderazgo moral.

Todos somos líderes de la moral de una manera u otra. Pero la atención tiene que ser apropiadamente enfocada en los líderes políticos ya que ellos tienen el poder y los medios de cambiar el curso de nuestra cultura nacional.

Si ellos no tienen la voluntad política de entregar liderazgo moral, tienen que ser derrotados a la hora de elegir quienes nos representan.

No es placentero saber que nuestro país tiene un caso de déficit moral. Sin embargo, tenemos consuelo sabiendo que hay tantos ejemplos grandiosos de profesionalismo, preocupación por los demás, simpatía y filantropía de gran escala.

Sin embargo, el mantenerse en silencio en cuanto al mal en nuestro entorno, no es una opción ni tampoco lo es la falta de respeto inapropiada de los líderes que están haciendo daño en muchos aspectos. La verdad es más importante que egos frágiles.