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Lecturas de hoy Lunes 03 de Septiembre, 2012 San Gregorio Magno, papa y doctor de la iglesia

Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo"
(Ap 3,20)

Servicio Email diario con las lecturas del d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia Cat�lica.

Este servicio se ofrece solamente con autorizaci�n previa del receptor.

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Primera Lectura
Lectura de la primera carta del ap�stol san Pablo a los corintios (2, 1-5)

Hermanos:
Cuando llegu� a la ciudad de ustedes para anunciarles el Evangelio, no busqu� hacerlo mediante la elocuencia del lenguaje o la sabidur�a humana, sino que resolv� no hablarles sino de Jesucristo, m�s a�n, de Jesucristo crucificado.
Me present� ante ustedes d�bil y temblando de miedo. Cuando les habl� y les prediqu� el Evangelio, no quise convencerlos con palabras de hombre sabio; al contrario, los convenc� por medio del Esp�ritu y del poder de Dios, a fin de que la fe de ustedes dependiera del poder de Dios y no de la sabidur�a de los hombres.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Salmo Responsorial
Salmo 118

�Cu�nto amo, Se�or, tu voluntad!

�Cu�nto amo tu voluntad! Todo el d�a la estoy meditando. Tus mandatos me hacen m�s sabio que mis enemigos, porque siempre me acompa�an.
�Cu�nto amo, Se�or, tu voluntad!

Soy m�s prudente que todos mis maestros, porque medito tus preceptos. Soy m�s sagaz que los ancianos, porque cumplo tus leyes.
�Cu�nto amo, Se�or, tu voluntad!

Aparto mis pies de toda senda mala para cumplir tus palabras. No me aparto de tus mandamientos, porque t� me has instruido.
�Cu�nto amo, Se�or, tu voluntad!
Jesus leyendo Isaias
Evangelio
Lectura del santo Evangelio seg�n san Lucas (4, 16-30)
Gloria a ti, Se�or.

En aquel tiempo, Jes�s fue a Nazaret, donde se hab�a criado. Entr� en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los s�bados, y se levant� para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta Isa�as, lo desenroll� y encontr� el pasaje en que estaba escrito:
El Esp�ritu del Se�or est� sobre m�, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena nueva, para anunciar la liberaci�n a los cautivos y la curaci�n a los ciegos, para dar libertad a los oprimidos y proclamar el a�o de gracia del Se�or.
Enroll� el volumen, lo devolvi� al encargado y se sent�. Los ojos de todos los asistentes a la sinagoga estaban fijos en �l. Entonces comenz� a hablar, diciendo:
"Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura, que ustedes acaban de o�r".
Todos le daban su aprobaci�n y admiraban la sabidur�a de las palabras que sal�an de sus labios, y se preguntaban:
"�No es �ste el hijo de Jos�?"
Jes�s les dijo:
"Seguramente me dir�n aquel refr�n: 'M�dico, c�rate a ti mismo, y haz aqu�, en tu propia tierra, todos esos prodigios que hemos o�do que has hecho en Cafarna�m' ".
Y a�adi�:
"Yo les aseguro que nadie es profeta en su tierra.
Hab�a ciertamente en Israel muchas viudas en los tiempos de El�as, cuando falt� la lluvia durante tres a�os y medio, y hubo un hambre terrible en todo el pa�s; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado El�as, sino a una viuda que viv�a en Sarepta, ciudad de Sid�n.
Hab�a muchos leprosos en Israel, en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naam�n, que era de Siria". Al o�r esto, todos los que estaban en la sinagoga se llenaron de ira, y levant�ndose, lo sacaron de la ciudad y lo llevaron hasta una barranca del monte, sobre el que estaba construida la ciudad, para despe�arlo. Pero �l, pasando por en medio de ellos, se alej� de all�.

Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
Cara de Jesus
Sobre las Lecturas de hoy...
La palabra �evangelio� significa buena noticia y el evangelio que Jes�s comunica es una Buena Noticia dirigida a las personas pobres, marginadas y oprimidas. La intenci�n de Jes�s es devolver esa palabra de consuelo y esperanza al pueblo que sufre, ya que la funci�n original de la Escritura es la de animar la vida de fe del creyente sencillo. Las palabras de Jes�s, aunque pertenecen a la esencia del mensaje prof�tico, no son bien recibidas por cuanto suponen una manera de asumir la misi�n que se aparta de la interpretaci�n tradicional. En nuestros d�as hemos asistido a un acontecimiento semejante, ya que el pueblo sencillo ha comenzado a leer directamente la Sagrada Escritura. Esto ha llevado a recuperar venerables tradiciones de lectura como la "lectio divina" ("lectura orante de la Palara") y a crear nuevos modos de acercamiento como la Lectura Comunitaria y Pastoral de la Biblia. En estos modos de lectura orante se recupera lo esencial de la Escritura, que es ser buena noticia para todos, particularmente para el pueblo pobre, creyente y sencillo. Estos modos tambi�n ayudan para que sea la misma comunidad cristiana la que asuma la misi�n de Jes�s y se sienta ungida para comunicar el evangelio a todos los excluidos y marginados.

En la primera lectura, el mundo de hoy no parece tampoco tener o�dos muy prestos a escuchar el mensaje de Cristo crucificado. M�s bien nos regalamos con palabras bonitas y con sabidur�as m�s o menos persuasivas de este mundo. La comunidad cristiana, desde hace dos mil a�os, se presenta ante el mundo "d�bil y temerosa", como Pablo en Grecia, porque sabe, por una parte, que el mensaje que predica es dif�cil (Cristo crucificado) pero, por otra, que la palabra misma que anuncia tiene una fuerza intr�nseca capaz de hacerla fructificar en los ambientes menos predispuestos. Pablo fracas� en Atenas, cuando en el Are�pago intent� revestir su mensaje de lenguaje hel�nico m�s cuidado. Ahora anuncia la cruz de Cristo. Para Dios, la fuerza verdadera est� en lo sencillo y lo d�bil. En la cruz de Cristo, s�mbolo del fracaso y de la fragilidad, est� la sabidur�a y la clave para la salvaci�n. Una invitaci�n a que no nos dejemos enga�ar por los se�uelos de unas palabras brillantes ni de unas ideolog�as deslumbrantes. �En qu� nos apoyamos nosotros: en argumentos filos�ficos, en recursos pedag�gicos, en la eficacia de los m�todos pedag�gicos? �o en la fuerza del Esp�ritu de Dios? El salmo nos dice d�nde est� la fuente del verdadero saber: "tu mandato me hace m�s sabio que mis enemigos, soy m�s docto que todos mis maestros, porque medito tus preceptos, no me aparto de tus mandamientos, porque t� me has instruido".

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