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Lectura de hoy Miercoles 15 de Agosto, 2012 La Asunci�n de Nuestra Se�ora al cielo

Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo"
(Ap 3,20)

Servicio de Email diario con las lecturas del d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia Cat�lica.

Este servicio se ofrece solamente con autorizaci�n previa del receptor.

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Primera Lectura
Lectura del libro del Apocalipsis del ap�stol san Juan (11, 19; 12, 1-6. 10)

Se abri� el templo de Dios en el cielo y dentro de �l se vio el arca de la alianza. Apareci� entonces en el cielo una figura prodigiosa: una mujer envuelta por el sol, con la luna bajo sus pies y con una corona de doce estrellas en la cabeza. Estaba encinta y a punto de dar a luz y gem�a con los dolores del parto.
Pero apareci� tambi�n en el cielo otra figura: un enorme drag�n, color de fuego, con siete cabezas y diez cuernos, y una corona en cada una de sus siete cabezas. Con su cola barri� la tercera parte de las estrellas del cielo y las arroj� sobre la tierra.
Despu�s se detuvo delante de la mujer que iba a dar a luz, para devorar a su hijo, en cuanto �ste naciera. La mujer dio a luz un hijo var�n, destinado a gobernar todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue llevado hasta Dios y hasta su trono. Y la mujer huy� al desierto, a un lugar preparado por Dios.
Entonces o� en el cielo una voz poderosa, que dec�a:
"Ha sonado la hora de la victoria de nuestro Dios, de su dominio y de su reinado, y del poder de su Mes�as".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Salmo Responsorial
Salmo 44

De pie, a tu derecha, est� la reina.

Hijas de reyes salen a tu encuentro. De pie, a tu derecha, est� la reina, enjoyada con oro de Ofir.
De pie, a tu derecha, est� la reina.

Escucha, hija, mira y pon atenci�n: olvida a tu pueblo y la casa paterna; el rey est� prendado de tu belleza; r�ndele homenaje, porque �l es tu se�or.
De pie,a tu derecha, est� la reina.

Entre alegr�a y regocijo van entrando en el palacio real. A cambio de tus padres, tendr�s hijos, que nombrar�s pr�ncipes por toda la tierra.
De pie, a tu derecha, est� la reina.
Segunda Lectura
Lectura de la primera carta del ap�stol san Pablo a los corintios (15, 20-27)

Hermanos:
Cristo resucit�, y resucit� como la primicia de todos los muertos. Porque si por un hombre vino la muerte, tambi�n por un hombre vendr� la resurrecci�n de los muertos.
En efecto, as� como en Ad�n todos mueren, as� en Cristo todos volver�n a la vida; pero cada uno en su orden: primero Cristo, como primicia; despu�s, a la hora de su advenimiento, los que son de Cristo.
Enseguida ser� la consumaci�n, cuando, despu�s de haber aniquilado todos los poderes del mal, Cristo entregue el Reino a su Padre. Porque �l tiene que reinar hasta que el Padre ponga bajo sus pies a todos sus enemigos. El �ltimo de los enemigos en ser aniquilado, ser� la muerte, porque todo lo ha sometido Dios bajo los pies de Cristo.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
La visitacion
Evangelio
Lectura del santo Evangelio seg�n san Lucas (1, 39-56)
Gloria a ti, Se�or.

En aquellos d�as, Mar�a se encamin� presurosa a un pueblo de las monta�as de Judea, y entrando en la casa de Zacar�as, salud� a Isabel. En cuanto �sta oy� el saludo de Mar�a, la creatura salt� en su seno. Entonces Isabel qued� llena del Esp�ritu Santo, y levantando la voz, exclam�:
"�Bendita t� entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! �Qui�n soy yo para que la madre de mi Se�or venga a verme? Apenas lleg� tu saludo a mis o�dos, el ni�o salt� de gozo en mi seno. Dichosa t�, que has cre�do, porque se cumplir� cuanto te fue anunciado de parte del Se�or".
Entonces dijo Mar�a:
"Mi alma glorifica al Se�or y mi esp�ritu se llena de j�bilo en Dios, mi salvador, porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamar�n dichosa todas las generaciones, porque ha hecho en m� grandes cosas el que todo lo puede. Santo es su nombre y su misericordia llega de generaci�n en generaci�n a los que lo temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo: dispers� a los de coraz�n altanero, destron� a los potentados y exalt� a los humildes. A los hambrientos los colm� de bienes y a los ricos los despidi� sin nada.
Acord�ndose de su misericordia, vino en ayuda de Israel, su siervo, como lo hab�a prometido a nuestros padres, a Abraham y a su descendencia para siempre".
Mar�a permaneci� con Isabel unos tres meses y luego regres� a su casa.

Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
Cara de Jesus
Sobre las Lecturas de Hoy...
La primera lectura nos ense�a a mostrar las se�ales con que Dios invita a la esperanza. Aparece la lucha a muerte del drag�n contra la mujer y su descendencia (Cristo y los cristianos). La mujer es el pueblo de Dios; es m�s, representa la asamblea del pueblo de Dios reunida ya, ahora y aqu�, en la Eucarist�a dominical. El poder de este mundo se opone al alumbramiento de la mujer (se opone a Cristo) y quiere destruir su fruto (los cristianos). El Cristo elevado y sentado en el Trono de Dios se�ala la derrota de Satan�s. La Iglesia en el desierto, huye del mal y es sostenida por Dios, como Jes�s. La glorificaci�n de Cristo, una vez para siempre, es la garant�a que nunca jam�s nada impedir� que El sea dado a luz por la asamblea eucar�stica dominical en el hoy, en el espacio-tiempo, hasta su venida en la plenitud de la gloria.

Mar�a asunta es figura de la Iglesia, tanto la celestial como la que camina dando a luz a Cristo para el ser humano de hoy, y prefigura la victoria final de toda la Iglesia con Cristo, por �l y en �l.

La segunda lectura nos presenta la afirmaci�n central sobre la resurrecci�n de Cristo y de los muertos: Cristo no es un cad�ver que revive, sino que es el Resucitado (el vencedor de la muerte) que causa la resurrecci�n de los muertos. Cristo resucitado garantiza la resurrecci�n de todos los muertos. Conviene notar el paralelismo alternado: por un ser humano, la muerte; por otro ser humano, la resurrecci�n de los muertos; en Ad�n, todos murieron; en Cristo, todos vivir�n. En definitiva, Pablo afirma que el don de la vida se da en la resurrecci�n de Cristo.

Mar�a, al frente de los que son de Cristo (15,23), goza de la vida de la gloria del Reino y ya celebra la destituci�n del �nico y �ltimo enemigo: la muerte.

La escena evang�lica de hoy se centra en el encuentro de las dos madres y de sus respectivos ni�os, en la continuidad del designio de Dios (AT y NT), une teol�gicamente los relatos paralelos de la infancia de Juan (el �ltimo profeta del AT) y de Jes�s. Y es el Esp�ritu quien marca esta continuidad. Toda la escena rebosa de teolog�a, y para que no se pierda ni un �pice, Lucas la concluye con el mutis de Mar�a (1,56). En este encuentro, Lucas pone en boca de Mar�a este himno judeocristiano (1,47-55), que se inspira en el c�ntico de Ana (1Sam 2,1-10) y en toda la tradici�n b�blica (sobre todo de los salmos). Himno que expresa la fe y la esperanza de los pobres y humildes del pueblo de Dios.

Son los �hijos de Si�n�, �los pobres del Se�or�, quienes, en Mar�a y con ella, alaban a Dios por las grandes obras que ha hecho en ellos/en ella (1,46-49), por lo que hace en su favor (1,50-53) y, finalmente, por su amor misericordioso a favor de Israel, en conexi�n con las promesas realizadas y selladas con la bendici�n de Abraham y a su descendencia (1,54-55). Mar�a es tambi�n hija de Abraham. As�, en Mar�a, en este encuentro entre el AT y el NT, se une la espera con la realizaci�n y, al mismo tiempo, se manifiesta la predilecci�n hist�rica del Se�or de Abraham y de Mar�a por los pobres de todos los tiempos.

Hoy celebramos la �asunci�n� gloriosa de Mar�a. Esa asunci�n gloriosa es una manera de hablar, que quiere decir algo, muy importante. Significa que la verdad expresada es una verdad profunda, no susceptible de ser expresada con palabras f�ciles, descriptivas, meramente referenciales de lo f�sico o material. Nuestra fe expresa que en Mar�a Dios ha dignificado a todos los seres humanos, en especial a las mujeres, convirti�ndolos en plenos participantes de su obra salv�fica. El ser humano hab�a echado a perder los planes de Dios con opresiones, violencias y desigualdades. Dios, en Jes�s, llama el mundo al nuevo orden, donde todos los seres humanos son igualmente dignos y de este modo se inaugura una nueva era de plenitud.

La fiesta de la �asunta�, como la llama el pueblo cristiano en muchos lugares de Am�rica Latina, nos invita a vivir en el presente el futuro de Dios. Mar�a vivi� su existencia como una manifestaci�n de la obra salvadora de Dios. No hubo momento de su humilde existencia en el que el amor misericordioso del padre no se hiciera solidaridad, misericordia y compasi�n con todas las personas que, como ella, viv�an situaciones de pobreza y exclusi�n. Mar�a encarn� todos aquellos valores que nos permiten comprender como el futuro de Dios se manifiesta en las limitaciones de nuestro presente. Mar�a nos invita a vivir gozosamente la vida como un encuentro permanente con el Dios de la vida y la historia que realiza su obra redentora en las miserias de nuestro mundo y en las limitaciones de nuestra existencia. �Comprendemos el profundo significado de la asunci�n de la virgen mar�a? �Estamos dispuestos, como Mar�a, a modelar nuestra existencia de acuerdo con la propuesta del evangelio?


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