logoLDD
  www.LecturaDelDia.com
Lectura de hoy Domingo 12 de Agosto, 2012 Santa Juana Francisca Fremiot de Chantal

Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo"
(Ap 3,20)

Servicio de Email diario con las lecturas del d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia Cat�lica.

Este servicio se ofrece solamente con autorizaci�n previa del receptor.

Participa a tus familiares y amistades invit�ndoles a subscribirse a este servicio diario.


Primera Lectura
Lectura del primer libro de los Reyes (19, 4-8)

En aquellos tiempos, camin� El�as por el desierto un d�a entero y finalmente se sent� bajo un �rbol de retama, sinti� deseos de morir y dijo:
"Basta ya, Se�or. Qu�tame la vida, pues yo no valgo m�s que mis padres". Despu�s se recost� y se qued� dormido.
Pero un �ngel del Se�or lleg� a despertarlo y le dijo:
"Lev�ntate y come". El�as abri� los ojos y vio a su cabecera un pan cocido en las brasas y un jarro de agua. Despu�s de comer y beber, se volvi� a recostar y se durmi�.
Por segunda vez, el �ngel del Se�or lo despert� y le dijo:
"Lev�ntate y come, porque a�n te queda un largo camino". Se levant� El�as. Comi� y bebi�. Y con la fuerza de aquel alimento, camin� cuarenta d�as y cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Salmo Responsorial
Salmo 33

Haz la prueba y ver�s qu� bueno es el Se�or.

Bendecir� al Se�or a todas horas, no cesar� mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Se�or, que se alegre su pueblo al escucharlo.
Haz la prueba y ver�s qu� bueno es el Se�or.

Proclamemos la grandeza del Se�or y alabemos todos juntos su poder. Cuando acud� al Se�or, me hizo caso y me libr� de todos mis temores.
Haz la prueba y ver�s qu� bueno es el Se�or.

Conf�a en el Se�or y saltar�s de gusto; jam�s te sentir�s decepcionado, porque el Se�or escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus angustias.
Haz la prueba y ver�s qu� bueno es el Se�or.

Junto a aquellos que temen al Se�or el �ngel del Se�or acampa y los protege. Haz la prueba y ver�s qu� bueno es el Se�or. Dichoso el hombre que se refugia en �l.
Haz la prueba y ver�s qu� bueno es el Se�or.
Segunda Lectura
Lectura de la carta del ap�stol san Pablo a los efesios (4, 30-5, 2)

Hermanos:
No le causen tristeza al Esp�ritu Santo, con el que Dios los ha marcado para el d�a de la liberaci�n final. Destierren de ustedes la aspereza, la ira, la indignaci�n, los insultos, la maledicencia y toda clase de maldad. Sean buenos y comprensivos, y perd�nense los unos a los otros, como Dios los perdon�, por medio de Cristo.
Imiten, pues, a Dios como hijos queridos. Vivan amando como Cristo, que nos am� y se entreg� por nosotros, como ofrenda y v�ctima de fragancia agradable a Dios.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Jesus el Maestro
Evangelio
Lectura del santo Evangelio seg�n san Juan (6, 41-51)
Gloria a ti, Se�or.

En aquel tiempo, los jud�os murmuraban contra Jes�s, porque hab�a dicho:
"Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo", y dec�an:
"�No es �ste, Jes�s, el hijo de Jos�? �Acaso no conocemos a su padre y a su madre? �C�mo nos dice ahora que ha bajado del cielo?"
Jes�s les respondi�:
"No murmuren. Nadie puede venir a m�, si no lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a �se yo lo resucitar� el �ltimo d�a. Est� escrito en los profetas:
Todos ser�n disc�pulos de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de �l, se acerca a m�. No es que alguien haya visto al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese s� ha visto al Padre.
Yo les aseguro:
el que cree en m�, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus padres comieron el man� en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivir� para siempre.
Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga vida".

Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
Cara de Jesus
Sobre las Lecturas de Hoy...
Decimo Noveno Domingo del tiempo ordinario, Ciclo B.

La narraci�n del primer libro de los Reyes est� sumamente cuidada y llena de detalles que hacen de esta simple huida algo m�s profundo y simb�lico. Para empezar, las alusiones al desierto, a los padres, a los cuarenta d�as y cuarenta noches de camino, al alimento, al monte de Dios, son demasiado claras y numerosas como para no reconocer en el camino de El�as el camino inverso al que realiz� Israel en el �xodo. No se trata s�lo de una huida; tambi�n hay una b�squeda de las ra�ces que terminar� en un encuentro con Dios. Tambi�n los grandes h�roes como El�as y Mois�s (cf. Num 11,15) han sentido nuestra debilidad. El�as, desanimado del resultado de su ministerio huye porque �no es mejor que sus padres� en el trabajar por el reino de Dios y es mejor reunirse con ellos en la tumba (v.4). Cuando el hombre reconoce su debilidad, entonces interviene la fuerza de Dios (2Cor 12,5.9). Con el pan y el agua, s�mbolos del antiguo �xodo, El�as realiza su propio �xodo (s�mbolo de los cuarenta d�as, v.8) y llega al encuentro con Dios. Tal como est� narrado este episodio de El�as nos habla del camino, de los empe�os, de las tareas demasiado grandes para hacerlas con las propias fuerzas y de la necesidad de caminar apoyados en las fuerzas del alimento que nos mantiene.

La segunda lectura es la continuaci�n de esta exhortaci�n apost�lica que desciende a detalles hablando de aquello que el cristiano debe evitar (aspecto negativo) o debe hacer (aspecto positivo). As�, el cristiano puede trabajar en la edificaci�n de la iglesia y no entristecer al Esp�ritu rompiendo la unidad (4,25-32a; 4,3). Este modo de vivir encuentra su fundamento en aquello que Cristo ha realizado o el Padre ha cumplido por Cristo. Vivir de manera cristiana y vivir en el amor como Cristo y el Padre (cf. Mt 5,48). Como el Padre perdona, as� debe hacer el cristiano (v. 32b); Mt 6,12.14-15). Como Cristo ama y se dona en sacrificio, as� hace el cristiano. La unidad es fruto del sacrificio personal. El tema de la imitaci�n de Dios, consecuencia y expresi�n de ser hijos suyos, revela la referencia evang�lica de esta exhortaci�n de Efesios (cf. Mt 4,43-48). El Esp�ritu es el elemento determinante del comportamiento cristiano. En l�nea con otros pasajes paulinos sobre el Esp�ritu, en �ste su recepci�n se vincula (indirectamente) al bautismo y se le considera como sello/marca que identificar� en la parus�a a cuantos pertenecen a Cristo.

El evangelio de Juan que hoy leemos comienza con el esc�ndalo que se produce en los jud�os porque Jes�s se equipara al pan; pero m�s aun porque dice que ha "bajado del cielo". Para ellos esto no tiene explicaci�n, puesto que conocen a Jes�s desde su infancia y saben qui�nes son sus padres. Para ellos su vecino Jes�s, visto en su sola dimensi�n humana, no guarda relaci�n alguna con las promesas del Padre y con su proyecto de justicia revelado desde antiguo.

Juan utiliza esta figura del esc�ndalo y del no poder ver m�s all� de la dimensi�n humana de Jes�s, para dar a conocer la dimensi�n que encierra la persona y la obra del Maestro. En primer lugar, la adhesi�n a Jes�s es obra tambi�n de Dios; es �l mismo quien suscita la fe del creyente y lo atrae a trav�s de su hijo.

Conocer a Jes�s es apenas un primer paso en el cual se encuentran sus paisanos; pero adherir la propia fe a �l es el siguiente paso, que exige un despojarse totalmente para poder encontrar en �l el camino que conduce al Padre. S�lo este segundo momento permite descubrir que Dios se est� revelando en Jes�s tal cual es; esto es, un Dios �ntimamente comprometido con la vida del ser humano y su quehacer.

Jes�s propone asumir el paso de la vida humana con un total compromiso. El alimento, que es indispensable para vivir, es utilizado como met�fora para hacer ver que m�s all� de la dimensi�n humana de cada persona hay otra dimensi�n que requiere tambi�n ser alimentada. El ser humano, llamado a trascenderse a s� mismo, tiene que esforzarse tambi�n continuamente para que su ciclo de vida no se quede s�lo en lo material. As� pues, el conocimiento y aceptaci�n de la propuesta de Jes�s alimenta esa dimensi�n trascendente del ser humano, que es la entrega total y absoluta a la voluntad del Padre; y la voluntad del Padre no es otra que la b�squeda y realizaci�n de la Utop�a de la Justicia en el mundo en todos los �mbitos (Reinado de Dios), para que haya �vida abundante para todos� (Jn 10,10). br>

Contactenos...
www.lecturadeldia.com
Coral Springs, Florida, U.S.A.