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Lectura de hoy Sabado 11 de Agosto, 2012 Santa Clara, Virgen

Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo"
(Ap 3,20)

Servicio de Email diario con las lecturas del d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia Cat�lica.

Este servicio se ofrece solamente con autorizaci�n previa del receptor.

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Sobre las Lecturas de hoy...


Primera Lectura
.Lectura del libro del profeta Habacuc (1, 12-2, 4)

�No eres t�, Se�or, desde siempre, mi santo Dios, que no muere? T�, Se�or, has escogido al pueblo caldeo para hacer justicia y lo has establecido para castigar. Tus ojos son demasiado puros para soportar el mal, no puedes ver la opresi�n. �Por qu� miras en silencio a los traidores y callas cuando el malvado devora al justo?
T� tratas a los hombres como a los reptiles, que no tienen due�o, como a los peces del mar: el pueblo caldeo los pesca con anzuelo, los atrae a su red, los va amontonando y luego r�e satisfecho.
Despu�s ofrece sacrificios a su anzuelo e incienso a su red, porque le dieron rica presa y comida sustanciosa. �Y vas a permitir que siga llenando sus redes y matando naciones sin piedad?
En mi puesto de guardia me pondr�, me apostar� en la muralla para ver qu� me dice el Se�or y qu� responde a mi reclamaci�n.
El Se�or me respondi� y me dijo:
"Escribe la visi�n que te he manifestado, ponla clara en tablillas para que se pueda leer de corrido. Es todav�a una visi�n de algo lejano, pero que viene corriendo y no fallar�; si se tarda, esp�ralo, pues llegar� sin falta. El malvado sucumbir� sin remedio; el justo, en cambio, vivir� por su fe".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Salmo Responsorial
Salmo 9

El Se�or no abandona al que lo busca.

El Se�or reina eternamente, tiene establecido un tribunal para juzgar, juzga al orbe con justicia y rige a las naciones con rectitud.
El Se�or no abandona al que lo busca.

El Se�or es refugio del oprimido, su refugio en los momentos de peligro. Que conf�en en ti los que te conocen, porque t�, Se�or, no abandonas a los que te buscan.
El Se�or no abandona al que lo busca.

T�quenle m�sica al Se�or, que reina en Si�n, cuenten sus maravillas a los pueblos, porque el Se�or pide cuentas de la vida y no olvida los gritos de los oprimidos.
El Se�or no abandona al que lo busca.
Jesus curando enfermos
Evangelio
Lectura del santo Evangelio seg�n san Mateo (17, 14-20)
Gloria a ti, Se�or.

En aquel tiempo, al llegar Jes�s a donde estaba la multitud, se le acerc� un hombre, que se puso de rodillas y le dijo:
"Se�or, ten compasi�n de mi hijo. Le dan ataques terribles. Unas veces se cae en la lumbre y otras muchas, en el agua. Se lo traje a tus disc�pulos, pero no han podido curarlo".
Entonces Jes�s exclam�:
"�Hasta cu�ndo estar� con esta gente incr�dula y perversa? �Hasta cu�ndo tendr� que aguantarla? Tr�iganme aqu� al muchacho". Jes�s orden� al demonio que saliera del muchacho, y desde ese momento �ste qued� sano.
Despu�s, al quedarse solos con Jes�s, los disc�pulos le preguntaron:
"�Por qu� nosotros no pudimos echar fuera a ese demonio?"
Les respondi� Jes�s:
"Porque les falta fe. Pues yo les aseguro que si ustedes tuvieran fe al menos del tama�o de una semilla de mostaza, podr�an decirle a ese monte: 'Trasl�date de aqu� para all�', y el monte se trasladar�a.
Entonces nada ser�a imposible para ustedes".

Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
Cara de Jesus
Sobre las Lecturas de Hoy...
Un grano de mostaza es tan grande como uno de arena, es decir, apenas uno o dos mil�metros. Las palabras de Jes�s son un duro cuestionamiento para sus disc�pulos. Ellos se presentan como personas religiosas, pero carecen de la materia prima: la fe. Esa carencia hace ineficaz sus acciones; en particular cuando se enfrentan a una persona atrapada entre polaridades, entre puntos irreconciliables como el fuego y el agua. La fe tiene un potencial transformador: hace que seamos capaces de confiar en el poder de Dios para aliviar el dolor de las personas. La fe es un escudo: nos permite afrontar el mal que se apodera de las personas y las somete. La fe es una fuerza extraordinaria: vence la inercia de las costumbres y nos empuja hacia lo nuevo. - �Qu� nos pide Jes�s? Que poseamos el equivalente a un granito de esa fe para desatar nuestro potencial humano y posibilitar la acci�n divina. Eso nos exigir�a superar la desconfianza radical que nos impide creer en nosotros mismos y, sobre todo, el temor a abrirnos al pr�jimo. De la misma manera, nos obligar�a a buscar esa verdad que nos manifiesta en el libro de la Biblia, libro de la Palabra de Dios.

En la primera lectura, la misma pregunta nos viene a la mente con frecuencia, tambi�n ahora: �por qu� Dios permite el mal, por qu� consiente que los malvados se salgan con la suya y prosperen en sus planes? Es un lenguaje que los salmos nos ense�an a usar en nuestra oraci�n. Contin�a la lucha entre el bien y el mal, entre los malvados y los humildes y d�biles. En esta lucha, Dios est� ciertamente de parte de los d�biles: �T� no eres un Dios que ame la maldad, ni el malvado es tu hu�sped. Detestas a los malhechores, al hombre sanguinario y traicionero lo aborrece el Se�or�. Pero es hasta cierto punto l�gico que los creyentes pierdan la paciencia e interpreten el silencio de Dios como olvido: ��hasta cu�ndo, Se�or, seguir�s olvid�ndome? �hasta cu�ndo va a triunfar tu enemigo?�. �Despierta, Se�or, no te est�s callado, mira que tus enemigos se agitan y los que te odian levantan cabeza�. Es la queja y la oraci�n de Habacuc, que podemos hacer nuestra, al ver los males de nuestro mundo: el narcotr�fico, el terrorismo, la venta de armas, los genocidios, las injusticias contra los d�biles... Habacuc no nos da todas las respuestas. Pero s� nos recuerda que Dios se preocupa de los pobres y que, de un modo misterioso, sigue estando cerca de los atribulados. Como dice el salmo, �No abandonas, Se�or, a los que te buscan. El juzgar� el orbe con justicia y regir� las naciones con rectitud... no olvida los gritos de los humildes�. Tambi�n nos ense�a a tener una visi�n m�s global de la historia: �se acercar� su t�rmino y no fallar�: si tarda, espera, porque ha de llegar sin retrasarse�. Una vez m�s, los c�nicos caer�n en su propia trampa, porque �el injusto tiene el alma hinchada�, mientras que a los �pobres los llenar� de bienes�, porque �el justo vivir� por su fe�. No sabemos c�mo, pero la ciza�a alg�n d�a ser� separada del trigo, y los peces malos no tendr�n la misma suerte que los buenos. Dios le ense�a a su profeta -y a nosotros- a respetar los tiempos: a seguir luchando contra el mal, pero sin perder el �nimo ni querer quemar etapas.

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