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Lectura de hoy Domingo 22 de Julio, 2012 Santa Maria Magdalena, Marsella

Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo"
(Ap 3,20)

Servicio de Email diario con las lecturas del d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia Cat�lica.

Este servicio se ofrece solamente con autorizaci�n previa del receptor.

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Primera Lectura
Lectura del libro del profeta Jerem�as (23,1-6)

"Reunir� el resto de mis ovejas y les pondr� pastores"

Ay de los pastores que dispersan y dejan perecer las ovejas de mi reba�o -or�culo del Se�or-. Por eso, as� dice el Se�or, Dios de Israel:
"A los pastores que pastorean mi pueblo: Vosotros dispersasteis mis ovejas, las expulsasteis, no las guardasteis; pues yo os tomar� cuentas, por la maldad de vuestras acciones -or�culo del Se�or-. Yo mismo reunir� el resto de mis ovejas de todos los pa�ses adonde las expuls�, y las volver� a traer a sus dehesas, para que crezcan y se multipliquen. Les pondr� pastores que las pastoreen; ya no temer�n ni se espantar�n, y ninguna se perder� -or�culo del Se�or-.
Mirad que llegan d�as -or�culo del Se�or- en que suscitar� a David un v�stago leg�timo: reinar� como rey prudente, har� justicia y derecho en la tierra. En sus d�as se salvar� Jud�, Israel habitar� seguro. Y lo llamar�n con este nombre: El-Se�or-nuestra-justicia",

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Salmo Responsorial
Salmo 22

"El Se�or es mi pastor, nada me falta."

El Se�or es mi pastor, nada me falta: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas. R/

Me gu�a por el sendero justo, por el honor de su nombre. Aunque camine por ca�adas oscuras, nada temo, porque t� vas conmigo: tu vara y tu cayado me sosiegan. R/

Preparas una mesa ante m�, enfrente de mis enemigos; me unges la cabeza con perfume, y mi copa rebosa. R/

Tu bondad y tu misericordia me acompa�an todos los d�as de mi vida, y habitar� en la casa del Se�or por a�os sin t�rmino. R/
Segunda Lectura
Lectura del Libro de los Efesios (2,13-18)

"�l es nuestra paz, �l ha hecho de los dos pueblos una sola cosa"

Hermanos:
Ahora est�is en Cristo Jes�s. Ahora, por la sangre de Cristo, est�is cerca los que antes estabais lejos. �l es nuestra paz. �l ha hecho de los dos pueblos una sola cosa, derribando con su carne el muro que los separaba: el odio. �l ha abolido la Ley con sus mandamientos y reglas, haciendo las paces, para crear con los dos, en �l, un solo hombre nuevo.
Reconcili� con Dios a los dos pueblos, uni�ndolos en un solo cuerpo mediante la cruz, dando muerte, en �l, al odio. Vino y trajo la noticia de la paz: paz a vosotros, los de lejos; paz tambi�n a los de cerca. As�, unos y otros, podemos acercarnos al Padre con un mismo Esp�ritu.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Jesus ensenando
Evangelio
Lectura del santo Evangelio seg�n san Marcos (6,30-34)
Gloria a ti, Se�or.

"Andaban como ovejas sin pastor"

En aquel tiempo, los ap�stoles volvieron a reunirse con Jes�s y le contaron todo lo que hab�an hecho y ense�ado. �l les dijo:
"Venid vosotros solos a un sitio tranquilo a descansar un poco." Porque eran tantos los que iban y ven�an que no encontraban tiempo ni para comer. Se fueron en barca a un sitio tranquilo y apartado. Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jes�s vio una multitud y le dio l�stima de ellos, porque andaban como ovejas sin pastor; y se puso a ense�arles con calma.

Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
Cara de Jesus
Sobre las Lecturas de Hoy...
D�cimosexto Domingo del Tiempo Ordinario, Ciclo B

Jr 23, 1-6.- En el Antiguo Testamento los gu�as pol�ticos y religiosos son presentados con frecuencia como pastores y al pueblo como el reba�o. La figura del jefe como pastor cobr� vigencia a partir de David, el pastor convertido en rey. El reba�o no es propiedad de los pastores sino del Se�or, ante el cual ellos son sus representantes, por eso �l mismo les tomar� cuentas. El oficio de los jefes se ha pervertido y esto ha permitido la dispersi�n y el extrav�o del reba�o. El rey Joaqu�n con su pol�tica desatinada provoc� la intervenci�n de Babilonia. La expulsi�n que se menciona aqu� parece referirse a la primera deportaci�n. La intervenci�n del Se�or se justifica por tratarse de su reba�o, est� desarrollada en tres tiempos: repatriaci�n de los deportados, nombramiento de pastores ejemplares y resonancia escatol�gica. Se pasa de los pastores al Pastor-Jefe, al rey dav�dico en quien los jud�os ponen su confianza.

Jerem�as es consciente de que el desorden, la situaci�n de injusticia y el desplazamiento que tiene que soportar y sufrir el pueblo, se debe a los mandatarios que no han sabido gobernar en funci�n del bien p�blico sino en funci�n de sus intereses personales y de clase, por eso han fracasado como gobernantes y es necesario entonces que Dios suscite nuevos pastores. Los pueblos viven a�orando el cambio de la situaci�n cada vez que se presenta la oportunidad de un nuevo gobierno. La esperanza y la ilusi�n de que alg�n d�a haya oportunidad para vivir en la justicia no se acaban aunque los hechos nos muestren que las situaciones siguen iguales. En este momento el problema de injusticia se ha agudizado m�s, porque los dirigentes de los pueblos tienen que obedecer al orden econ�mico internacional, aunque haya esperanza no se encuentran las salidas, porque se requiere de la voluntad pol�tica de los grandes dirigentes del mundo y principalmente de quienes manejan la econom�a mundial. Hoy encontramos en el mundo m�s desorden, m�s injusticia, m�s desplazamiento. Que la palabra de Jerem�as nos ayude a seguir creyendo que es posible la justicia.

Ef 2, 13-18.- Este texto parece ser una inserci�n dentro de la carta a los Efesios, es diferente en el lenguaje, en las ideas y en la forma. Inserci�n en forma de himno sobre Cristo: la paz y la persona que nos trae la paz. Cristo derrib� la pared divisoria, hizo de los dos �mbitos: jud�os y gentiles, uno solo y destruy� por medio de su carne la enemistad. El convertir la ley en una norma absoluta trae como consecuencias el casuismo y el legalismo; destruyendo este car�cter de la ley, se elimina la enemistad. La gran acci�n de Cristo por la cual se demostr� que es nuestra paz fue la eliminaci�n de la ley como dogma, como norma absoluta y suprema que separaba a Dios y a los seres humanos, y a jud�os y gentiles. Si los jefes dispersan, Jes�s tiene la capacidad de reunir y de acabar con todo aquello que separa y divide a hombres y mujeres.

A Pablo le toc� enfrentar el problema cultural en la Iglesia primitiva entre cristianos judaizantes y gentiles, y luch� hasta conseguir que los gentiles fueran admitidos tambi�n dentro de la comunidad cristiana. En el texto de hoy nos recuerda que en Cristo Jes�s desaparecen todo antagonismo y toda situaci�n de injusticia que hacen que hombres y mujeres de la misma cultura y de culturas diferentes, no se entiendan entre s�. El evangelio es un mensaje de car�cter universal, derriba los muros sociales, pol�ticos, econ�micos, culturales y hermana a todos los hombres y mujeres.

Mc 6, 30-34.- Dice el texto de Marcos hoy que a Jes�s le dio l�stima de la multitud porque andaban como ovejas sin pastor. Los disc�pulos han llegado de su labor apost�lica a contarle a Jes�s todo lo que les hab�a pasado, Jes�s entonces los invita a descansar en un lugar apartado pero cuando llegan all� fue imposible porque una gran multitud ya estaba en el lugar esper�ndolos. Jes�s comprendi� que m�s urgente que comer y descansar era atender a la multitud. Si Jerem�as en su tiempo se queja de los gu�as pol�ticos mucha m�s aguda es la situaci�n en tiempos de Jes�s. En la �poca de Jes�s los jefes pol�ticos y religiosos dispersaban cada vez m�s al pueblo. El r�gimen pol�tico, militar y econ�mico impuesto por Roma era una carga que pesaba sobre el pueblo y que se hac�a m�s gravosa porque hab�a gente que le hac�a el juego a los romanos, entre ellos los saduceos, que administraban el Templo. El rey y los cobradores de impuestos eran nombrados por Roma y las fuerzas militares romanas ten�an su fortaleza junto al templo de Jerusal�n. Esta situaci�n adem�s de oprimir ofend�a la dignidad del pueblo. El r�gimen tributario era demasiado minucioso y hab�a que cumplir con el diezmo para el templo. La situaci�n econ�mica era cr�tica.
La sociedad se encontraba dividida y se atomizaba cada vez m�s tratando de buscar soluci�n al problema del momento; unos cre�an en la fuerza de las armas, otros se aislaban y viv�an en forma independiente. Se esperaba una irrupci�n de Dios que pusiera fin a esta situaci�n y diera oportunidad al pueblo de Israel. Por otro lado despu�s de la reconstrucci�n del templo al regresar del exilio, las leyes de purificaci�n dominaron la religi�n jud�a hasta convertirla en un simple cumplimiento de normas, actitud con la cual Jes�s no est� de acuerdo porque se ha desligado totalmente de la vida haciendo falta la pr�ctica de la justicia, del amor y de la misericordia. En una situaci�n de �stas hay m�s desorientaci�n y desconcierto en el pueblo, por eso Jes�s es la alternativa de Dios en ese momento. Muchos se encuentran marginados del templo, han sido desplazados de all� por no cumplir con las normas rituales de purificaci�n, cuando oyen hablar a Jes�s se sienten identificados con su ense�anza y con su pr�ctica, descubren que no est�n tan lejos de los caminos de Dios, encuentran en �l al pastor que en vez de dispersar, congrega y re�ne. Por eso, mientras los gu�as pol�ticos y religiosos encuentran tiempo suficiente para descansar y comer, Jes�s y los suyos tienen que inventar tiempo para satisfacer estas necesidades vitales. Marcos reconoce que Jes�s, movido por la compasi�n de ver a la multitud que andaba como oveja sin pastor, se pone a ense�arles. Es la causa del Reino la que le consume su tiempo y su vida. Para esto ha venido, su pasi�n y su locura es el Reino, en otro pasaje del evangelio cuando Mar�a y los familiares de Jes�s se enteran de que no les queda tiempo de comer por andar en los trabajos del Reino, vienen a buscarlo porque creen que se est� enloqueciendo. S�lo quien ha andado en la vida motivado por una Causa entiende estas actitudes de Jes�s, y no siente hambre ni fatiga por andar haciendo lo que le gusta y motiva.


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