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Lecturas de hoy Lunes 25 de Junio, 2012 Pr�spero de Aquitania, Seglar

Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo"
(Ap 3,20)

Servicio Email diario con las lecturas del d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia Cat�lica.

Este servicio se ofrece solamente con autorizaci�n previa del receptor.

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Primera Lectura
Lectura del segundo libro de los Reyes (17, 5-8. 13-15a.18)

"El Se�or arroj� de su presencia a Israel, y s�lo qued� la tribu de Jud�"

En aquellos d�as, Salmanasar, rey de Asiria, invadi� el pa�s y asedi� a Samaria durante tres a�os.
El a�o noveno de Oseas, el rey de Asiria conquist� Samaria, deport� a los israelitas a Asiria y los instal� en Jalaj, junto al Jabor, r�o de Goz�n, y en las poblaciones de Media.
Eso sucedi� porque, sirviendo a otros dioses, los israelitas hab�an pecado contra el Se�or, su Dios, que los hab�a sacado de Egipto, del poder del Fara�n, rey de Egipto; procedieron seg�n las costumbres de las naciones que el Se�or hab�a expulsado ante ellos y que introdujeron los reyes nombrados por ellos mismos.
El Se�or hab�a advertido a Israel y Jud� por medio de los profetas y videntes: "Volveos de vuestro mal camino, guardad mis mandatos y preceptos, siguiendo la ley que di a vuestros padres, que les comuniqu� por medio de mis siervos, los profetas." Pero no hicieron caso, sino que se pusieron tercos, como sus padres, que no confiaron en el Se�or, su Dios.
Rechazaron sus mandatos y el pacto que hab�a hecho el Se�or con sus padres, y las advertencias que les hizo.
El Se�or se irrit� tanto contra Israel que los arroj� de su presencia. S�lo qued� la tribu de Jud�.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Salmo Responsorial
Salmo 59

"Que tu mano salvadora, Se�or, nos responda."

Oh Dios, nos rechazaste y rompiste nuestras filas; estabas airado, pero rest�uranos. R/
Has sacudido y agrietado el pa�s: repara sus grietas, que se desmorona. Hiciste sufrir un desastre a tu pueblo, d�ndole a beber un vino de v�rtigo. R/
T�, oh Dios, nos has rechazado y no sales ya con nuestras tropas. Aux�lianos contra el enemigo, que la ayuda del hombre es in�til. Con Dios haremos proezas, �l pisotear� a nuestros enemigos. R/
Jesus ensenando
Evangelio
Lectura del santo Evangelio seg�n san Mateo 7, 1-5
Gloria a ti, Se�or.

"S�cate primero la viga del ojo"

En aquel tiempo dijo Jes�s a sus disc�pulos: "No juzgu�is y no os juzgar�n. Porque os van a juzgar como juzgu�is vosotros, y la medida que us�is, la usar�n con vosotros. �Por qu� te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? �C�mo puedes decirle a tu hermano: "D�jame que te saque la mota del ojo", teniendo una viga en el tuyo? Hip�crita: s�cate primero la viga del ojo; entonces ver�s claro y podr�s sacar la mota del ojo de tu hermano".

Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
Cara de Jesus
Sobre las Lecturas de hoy...
Mucha gente imagina la vida como un gran tribunal. Unos pocos se sentar�n por su propia voluntad en el banquillo de los acusados, pero la mayor parte optar� por sentarse en el lugar del juez, del fiscal o del jurado. Este juego mental se convierte con mucha frecuencia en un juego social. Quienes tienen el poder y la voluntad para juzgar a los dem�s, se convierten en h�biles creadores de opini�n que desde la radio, la televisi�n y ahora de manera m�s efectiva desde internet, nos dicen qu� debemos pensar y qu� debemos hacer. Con frecuencia la vida �ntima de la pareja, de la familia, de la comunidad cristiana y del trabajo no escapa a esa mec�nica inexorable y, entonces, se comienza a evaluar a las otras personas con los mismos par�metros comerciales y publicitarios que abundan en los medios masivos de comunicaci�n. - El evangelio nos llama a escapar de esa din�mica y a adentrarnos en la l�gica redentora del amor cristiano, solidario y universal. En esta l�gica, el otro nunca ser� inculpado de desconocidos e inexplicables juicios, sino que ser� valorado como persona en sus posibilidades y l�mites; es decir, en su capacidad de discernir y actuar con libertad.

Jes�s en este discurso est� echando mano de su sabidur�a humana y popular, de las reglas sabias que regulan la convivencia humana. No apoya estos dict�menes en razones superiores inspiradas en el Padre, tal como era su costumbre al hablar. Se trata de una serie de normas l�gicas, muy humanas, que precisamente por lo sencillas que son, son de mucha altura, porque sin ellas no es posible establecer una convivencia humana. El querer de Dios lo muestra Jes�s aqu� apoyado sobre grandes logros �ticos de la humanidad.

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