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Lectura de hoy Domingo 24 de Junio, 2012 Natividad de San Juan Bautista

Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo"
(Ap 3,20)

Servicio de Email diario con las lecturas del d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia Cat�lica.

Este servicio se ofrece solamente con autorizaci�n previa del receptor.

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Primera Lectura
Lectura del libro del Profeta Isa�as (49,1-6)

"Te hago luz de las naciones"
Escuchadme, islas; atended, pueblos lejanos:
Estaba yo en el vientre, y el Se�or me llam�; en las entra�as maternas, y pronunci� mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondi� en la sombra de su mano; me hizo flecha bru�ida, me guard� en su aljaba y me dijo: "T� eres mi siervo, de quien estoy orgulloso." Mientras yo pensaba: "En vano me he cansado, en viento y en nada he gastado mis fuerzas", en realidad mi derecho lo llevaba el Se�or, mi salario lo ten�a mi Dios. Y ahora habla el Se�or, que desde el vientre me form� siervo suyo, para que le trajese a Jacob, para que le reuniese a Israel -tanto me honr� el Se�or, y mi Dios fue mi fuerza-: "Es poco que seas mi siervo y restablezcas las tribus de Jacob y conviertas a los supervivientes de Israel; te hago luz de las naciones, para que mi salvaci�n alcance hasta el conf�n de la tierra".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Salmo Responsorial
Salmo 138

"Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente."

Se�or, t� me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares.R/

T� has creado mis entra�as, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras. Conoc�as hasta el fondo de mi alma. R/

No desconoc�as mis huesos, cuando, en lo oculto, me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra R/
Segunda Lectura
Lectura de los Hechos de Los ap�stoles (13,22-26 )

"Antes de que llegara Cristo, Juan predic�"

En aquellos d�as, dijo Pablo:
"Dios nombr� rey a David, de quien hizo esta alabanza: "Encontr� a David, hijo de Jes�, hombre conforme a mi coraz�n, que cumplir� todos mis preceptos." Seg�n lo prometido, Dios sac� de su descendencia un salvador para Israel: Jes�s. Antes de que llegara, Juan predic� a todo Israel un bautismo de conversi�n; y, cuando estaba para acabar su vida, dec�a: "Yo no soy quien pens�is; viene uno detr�s de m� a quien no merezco desatarle las sandalias.
" Hermanos, descendientes de Abrah�n y todos los que tem�is a Dios: a vosotros se os ha enviado este mensaje de salvaci�n."

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Juan Bautista
Evangelio
Lectura del santo Evangelio seg�n san Lucas 1,57-66.80
Gloria a ti, Se�or.

"El nacimiento de Juan Bautista. Juan es su nombre"

A Isabel se le cumpli� el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Se�or le hab�a hecho una gran misericordia, y la felicitaban. A los ocho d�as fueron a circuncidar al ni�o, y lo llamaban Zacar�as, como a su padre. La madre intervino diciendo: "�No! Se va a llamar Juan."
Le replicaron:
"Ninguno de tus parientes se llama as�." Entonces preguntaban por se�as al padre c�mo quer�a que se llamase. El pidi� una tablilla y escribi�: "Juan es su nombre." Todos se quedaron extra�ados.
Inmediatamente se le solt� la boca y la lengua, y empez� a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y corri� la noticia por toda la monta�a de Judea. Y todos los que lo o�an reflexionaban diciendo: "�Qu� va ser este ni�o?" Porque la mano del Se�or estaba con �l. El ni�o iba creciendo, y su car�cter se afianzaba; vivi� en el desierto hasta que se present� a Israel.

Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
Cara de Jesus
Sobre las Lecturas de Hoy...
Domingo 24 de Junio,
Nacimiento de Juan Bautista.

En este domingo celebramos la fiesta de San Juan Bautista, el precursor, como todos lo conocemos, por su vida y misi�n y por anunciar y preparar la llegada de los tiempos mesi�nicos, que ven su cumplimiento en Jes�s.

En el Evangelio de hoy, Lucas vuelve a las narraciones que tienen que ver con Juan Bautista, que van a ocupar los vv. 57-80 del primer cap�tulo. La narraci�n se centra en cuatro momentos importantes de su vida: El relato de su nacimiento (vv. 57-58), la circuncisi�n, la imposici�n del nombre y la manifestaci�n a toda su parentela e incluso a los vecinos de la comarca (vv. 59-66).
En el nacimiento de Juan se cumple lo anunciado a Zacar�as y se hace realidad la promesa. La esterilidad de unos padres, vencida por el nacimiento de un hijo, es fuente de alegr�a, jubilo y regocijo que envuelve y contagia a vecinos y parientes, como ya lo hab�a predicho el mensajero de Dios. En la narraci�n del nacimiento, Lucas matiza dos aspectos importantes: el de la misericordia de Dios que se manifiesta en favor del pueblo, al quitarle la afrenta de la esterilidad que pesaba sobre Isabel, precisamente sobre la esposa de un sacerdote encargado del servicio lit�rgico en el templo de Jerusal�n, y por otra parte, el significado del nombre de Juan ("Dios ha mostrado su favor"), con el cual se subraya la presencia de la misericordia Divina, que recae no s�lo sobre una persona en particular, Isabel en este caso, sino que alcanza a la totalidad del pueblo.

Al relato de nacimiento de Juan sigue el de su circuncisi�n, imposici�n del nombre, y su manifestaci�n p�blica. Por la circuncisi�n, Juan queda indeleblemente marcado con la "se�al de la alianza", signo visible de la incorporaci�n al pueblo de Israel. Esa marca en la propia carne hace de Juan part�cipe de la bendici�n prometida por el Se�or a su pueblo elegido, le capacita para celebrar la Pascua como fiesta de la comunidad y confirma sus esperanzas de compartir con todos sus antepasados la restauraci�n futura y definitiva. El rito de la circuncisi�n comportaba igualmente la obligaci�n de una escrupulosa observancia de la ley de Mois�s. La incorporaci�n del precursor del Mes�as al pueblo de Israel es muy importante para Lucas, no s�lo porque prefigura la incorporaci�n del propio Jes�s a ese mismo pueblo, sino tambi�n porque Lucas se esfuerza por demostrar que el cristianismo es una derivaci�n l�gica del juda�smo. Por eso tiene que quedar bien claro que los pilares de ese nuevo modo de vida, son de ra�ces profundamente jud�as.

La imposici�n de un nombre como el de "Juan" rompe radicalmente con la tradici�n familiar. Como era costumbre, los vecinos y parientes dan por hecho que el ni�o se llamar�a como el padre. El acuerdo entre la madre y el padre en un nombre que no era familiar aparece como un signo donde se refleja el favor de Dios. La Misericordia divina no s�lo se manifiesta a un matrimonio anciano, de vida intachable, sino que alcanza a la totalidad de Israel. De ah� que al recuperar Zacar�as el habla, todos los vecinos se interroguen sobre el futuro de ese ni�o.
Por �ltimo nos encontramos con la manifestaci�n p�blica de Juan, la cual pretende dejar bien clara la efusi�n de la misericordia de Dios. La alegr�a que causa la noticia de su nacimiento es fruto de una primera manifestaci�n en el entorno de la familia y en la vecindad; pero inmediatamente empieza a correr el rumor de ese acontecimiento por todas las monta�as de Judea, el j�bilo es experiencia de todos. Queda as� preparado, narrativamente, el futuro del protagonista, que se resume en un vers�culo (1, 80) que casi podemos considerar un estribillo: "Vivi� en el desierto hasta el d�a en que se present� a Israel". De esta manera el desierto nos prepara para la pr�xima aparici�n de Juan en el evangelio, treinta a�os despu�s (Lc 3, 1-3).

La primera lectura, de Isa�as, habla tambi�n del ministerio prof�tico delante de las naciones, preparando los caminos de Dios. La lectura de los Hechos que hoy leemos es el fragmento m�s expl�cito y a la vez sumario sobre Juan Bautista en ese libro.
La figura de Juan ha calado hondamente en el imaginario cristiano y en la simpat�a del pueblo de Dios: pariente de Jes�s, asceta y m�stico, profeta valiente y denunciador, predicador ardiente de la conversi�n. Juan ha conquistado un lugar privilegiado en el universo cristiano. Quiz� por eso su fiesta fue puesta en el solsticio del verano boreal, la "noche m�s corta del a�o" en el hemisferio norte (noche de san Juan, noche del fuego y de vigilia en torno a las fogatas...), o la m�s larga del a�o en el hemisferio sur, o un d�a insignificante en la zona ecuato-tropical. Ese acontecimiento astron�mico ya era conocido y celebrado en la antig�edad antes del cristianismo. Tal vez el establecimiento de la celebraci�n de Juan en esta fiesta obedezca al intento de cristianizar una fiesta pagana (como con la ubicaci�n del nacimiento de Jes�s se pretendi� cristianizar la fecha astron�mica del solsticio de invierno boreal, fecha tambi�n de celebraciones paganas a la llegada del cristianismo).
El Evangelio de Lucas nos invita a reflexionar sobre la misericordia, la compasi�n y la generosidad divina, que caracterizan este nuevo per�odo de la historia de la salvaci�n que comienza a manifestarse con el nacimiento de Juan Bautista. Misericordia sin l�mites y sin medida, que engrandece y libera, que es signo de vida porque rescata a unos ancianos de la muerte por causa de la esterilidad. Adem�s, el Evangelio nos interpela sobre nuestra experiencia de la misericordia de Dios, sobre la manera como la estamos haciendo expl�cita en gestos y actitudes: acogida, solidaridad con los rechazados, invitaci�n a todos aquellos que desean un mundo nuevo "seg�n el coraz�n de Dios" a comprometerse en la construcci�n del mismo.


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