logoLDD
  www.LecturaDelDia.com
Lectura de hoy Domingo 10 de Junio, 2012 Beato Juan de Avellino

Servicio Email de Lecturadeldia.com
"He aqu�, Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrar� a �l, y cenar� con �l, y �l conmigo"
(Ap 3,20)

Servicio de Email diario con las lecturas del d�a de acuerdo con el Ciclo Lit�rgico de la Iglesia Cat�lica.

Este servicio se ofrece solamente con autorizaci�n previa del receptor.

Participa a tus familiares y amistades invit�ndoles a subscribirse a este servicio diario.


Primera Lectura
Lectura del libro del �xodo (24, 3-8)

En aquellos d�as, Mois�s baj� del monte Sina� y refiri� al pueblo todo lo que el Se�or le hab�a dicho y los mandamientos que le hab�a dado. Y el pueblo contest� a una voz: "Haremos todo lo que dice el Se�or".
Mois�s puso por escrito todas las palabras del Se�or. Se levant� temprano, construy� un altar al pie del monte y puso al lado del altar doce piedras conmemorativas, en representaci�n de las doce tribus de Israel.
Despu�s mand� a algunos j�venes israelitas a ofrecer holocaustos e inmolar novillos, como sacrificios pac�ficos en honor del Se�or. Tom� la mitad de la sangre, la puso en vasijas y derram� sobre el altar la otra mitad.
Entonces tom� el libro de la alianza y lo ley� al pueblo, y el pueblo respondi�:
"Obedeceremos. Haremos todo lo que manda el Se�or".
Luego Mois�s roci� al pueblo con la sangre, diciendo: "Esta es la sangre de la alianza que el Se�or ha hecho con ustedes, conforme a las palabras que han o�do".

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Salmo Responsorial
Salmo 115

Levantar� el c�liz de la salvaci�n.

�C�mo le pagar� al Se�or todo el bien que me ha hecho? Levantar� el c�liz de salvaci�n e invocar� el nombre del Se�or.
Levantar� el c�liz de la salvaci�n.

A los ojos del Se�or es muy penoso que mueran sus amigos. De la muerte, Se�or, me has librado, a m�, tu esclavo e hijo de tu esclava.
Levantar� el c�liz de la salvaci�n.

Te ofrecer� con gratitud un sacrificio e invocar� tu nombre. Cumplir� mis promesas al Se�or ante todo su pueblo.
Levantar� el c�liz de la salvaci�n.
Segunda Lectura
Lectura de la carta a los hebreos (9, 11-15)

Hermanos:
Cuando Cristo se present� como sumo sacerdote que nos obtiene los bienes definitivos, penetr� una sola vez y para siempre en el "lugar sant�simo", a trav�s de una tienda, que no estaba hecha por mano de hombres, ni pertenec�a a esta creaci�n.
No llev� consigo sangre de animales, sino su propia sangre, con la cual nos obtuvo una redenci�n eterna. Porque si la sangre de los machos cabr�os y de los becerros y las cenizas de una ternera, cuando se esparc�an sobre los impuros, eran capaces de conferir a los israelitas una pureza legal, meramente exterior, �cu�nto m�s la sangre de Cristo purificar� nuestra conciencia de todo pecado, a fin de que demos culto al Dios vivo, ya que a impulsos del Esp�ritu Santo, se ofreci� a s� mismo como sacrificio inmaculado a Dios, y as� podr� purificar nuestra conciencia de las obras que conducen a la muerte, para servir al Dios vivo!
Por eso, Cristo es el mediador de una alianza nueva. Con su muerte hizo que fueran perdonados los delitos cometidos durante la antigua alianza, para que los llamados por Dios pudieran recibir la herencia eterna que �l les hab�a prometido.

Palabra de Dios.
Te alabamos, Se�or.
Jesus el Pan de Vida
Evangelio
Lectura del santo Evangelio seg�n san Marcos (14, 12-16. 22-26)
Gloria a ti, Se�or.

El primer d�a de la fiesta de los panes Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le preguntaron a Jes�s sus disc�pulos:
"�D�nde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua?" El les dijo a dos de ellos: "Vayan a la ciudad. Encontrar�n a un hombre que lleva un c�ntaro de agua; s�ganlo y d�ganle al due�o de la casa en donde entre: 'El Maestro manda preguntar: �D�nde est� la habitaci�n en que voy a comer la Pascua con mis disc�pulos?'
El les ense�ar� una sala en el segundo piso, arreglada con divanes. Prep�rennos all� la cena". Los disc�pulos se fueron, llegaron a la ciudad, encontraron lo que Jes�s les hab�a dicho y prepararon la cena de Pascua.
Mientras cenaban, Jes�s tom� un pan, pronunci� la bendici�n, lo parti� y se lo dio a sus disc�pulos, diciendo:
"Tomen: esto es mi cuerpo". Y tomando en sus manos una copa de vino, pronunci� la acci�n de gracias, se la dio, todos bebieron y les dijo: "Esta es mi sangre, sangre de la alianza, que se derrama por todos. Yo les aseguro que no volver� a beber del fruto de la vid hasta el d�a en que beba el vino nuevo en el Reino de Dios".
Despu�s de cantar el himno, salieron hacia el monte de los Olivos.

Palabra del Se�or.
Gloria a ti, Se�or Jes�s.
Cara de Jesus
Sobre las Lecturas de Hoy...
Sant�simo Cuerpo y Sangre de Cristo
Solemnidad, Ciclo B

Hoy celebramos una fiesta entra�able para nosotros. Hoy celebramos lo �nico que realmente podemos celebrar los cristianos y aun los hombres todos. Porque hoy celebramos el amor de Dios, que Dios es amor y que nos ama desmesuradamente.
Frente a tantas elucubraciones de sabios y eruditos, que a veces desfiguran el rostro de Dios y nos lo hacen terrible o inaccesible, la fiesta del Corpus nos descubre el verdadero rostro de Dios, que es su amor por nosotros, hasta el colmo del sacrificio del cuerpo y de la sangre de su propio Hijo "por nosotros".

Por eso es importante despojarnos de prejuicios y escuchar con atenci�n y sencillez la palabra de Dios. Lo que Dios nos ha manifestado sobre s� mismo en su Hijo Jesucristo.

-LA ANTIGUA ALIANZA
Mois�s rubric� la alianza de Dios con su pueblo con la sangre de los animales sacrificados. La mitad la verti� sobre el altar, la parte de Dios; y la otra mitad la asperj� sobre el pueblo. De esta suerte, el pueblo entendi� que Dios estaba con ellos, de su parte. Y el pueblo se comprometi� a poner en pr�ctica todo cuanto el Se�or les hab�a ordenado y que estaba recogido en las tablas de la ley. Los diez mandamientos son uno de los primeros documentos que recogen los principales derechos del hombre: el derecho a la vida, a la familia, al honor y buen nombre, a la informaci�n y expresi�n, a la propiedad.
La consecuencia de aquella primera alianza, rota y restaurada infinidad de veces es la historia de Israel, era una nueva religi�n, fundada no tanto en el temor, cuanto en el respeto al pacto sellado por mediaci�n de Mois�s.

-LA NUEVA ALIANZA
La sangre derramada de Cristo sella una nueva y definitiva alianza entre Dios y la humanidad. Esta vez no har� falta la sangre de los animales sacrificados. Jes�s, el Hijo de Dios, entregar� su cuerpo al sacrificio y derramar� hasta la �ltima gota de su sangre para la remisi�n de los pecados. Ser� un sacrificio definitivo, de una vez por todas y para todos. El sacrificio de Jes�s no se repetir�, s�lo se actualizar� ininterrumpidamente en la eucarist�a. Las infidelidades de los hombres no har�n precisa una nueva alianza, como ocurriera en el primitivo pueblo de Dios. La alianza con Dios por mediaci�n de Jesucristo se renovar� sacramentalmente siempre que sea necesario, sin necesidad de repetirse. Jes�s no volver� a morir. Muri� y resucit� y vive para siempre.

-LA ALIANZA DEL AMOR
Esta nueva alianza, sellada con la sangre de Cristo, supone una novedad radical en las relaciones entre los hombres y Dios, porque nueva es la relaci�n de Dios con los hombres por Jesucristo. Esta relaci�n es la religi�n del amor.
Toda la vida de Jes�s, todas sus obras y sus palabras no tuvieron otra intenci�n que la de darnos a conocer el misterio insondable de Dios, que es amor, amor a los hombres. Y el momento culminante de la vida de Jes�s, su muerte en la cruz, fue la demostraci�n suprema del amor de Dios. El mismo Jes�s lo entendi� as�: "Nadie tiene mayor amor que el que da la vida". Y as� lo entendi� tambi�n el disc�pulo amado, cuando dice que "Jes�s, habiendo amado a los suyos, los am� hasta el extremo" de entregar su cuerpo en comida y en bebida su sangre.

Ahora s� que podemos entender que Dios es amor. Ahora podemos estar seguros de una cosa: que Dios es sobre todo "el que nos ama desmesuradamente". Ahora podemos vislumbrar tambi�n el misterio trinitario de Dios, que es nuestro Padre, nuestro hermano, nuestro abogado.

-LA RELIGI�N DEL AMOR
Y ahora tenemos que comprender, por fin, que el cristianismo , que viene de Cristo, en quien hemos visto el amor de Dios, es la religi�n del amor, de la caridad, de la solidaridad. El verdadero culto, que nos recordaba Pablo, el culto que expresamos insuperablemente en la eucarist�a, es la praxis del amor cristiano. En su tiempo, Juan Pablo II, al hacernos part�cipes de su gran preocupaci�n y solicitud por los problemas sociales, hac�a un angustioso llamamiento a la solidaridad como alternativa a un mundo que presume de desarrollo y progreso, cuando lo que m�s se desarrolla y progresa es el abismo que separa al Norte del Sur, a los ricos de los pobres.


Contactenos...
www.lecturadeldia.com
Coral Springs, Florida, U.S.A.