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ROMPE TUS PARADIGMAS | |
Cuando las personas nos damos cuenta que la forma tradicional de pensar no produce una vida satisfactoria llegamos a la encrucijada en donde debemos decidir si cambiaremos o no nuestra manera de hacer las cosas. Como parte de ese cambio deberemos reconsiderar nuestras convicciones sobre Dios y la maldad, sobre la gracia y el castigo. Tarde que temprano descubrimos que las ideas tradicionales acerca del Dios todopoderoso y amoroso, y la maldad en este mundo, nos dejan con pocas respuestas y muchas preguntas muy difíciles.
No es fácil cambiar la forma en que pensamos sobre lo que creemos, aun cuando lo que creamos se contradiga con nuestras experiencias y nos mantenga en un doloroso dilema. Con el paso de los años hemos desarrollado un práctico sistema de creencias construido a partir del entendimiento de la Biblia, sermones, canciones y enseñanzas que hemos escuchado. Aprendemos que existe un balance en el sistema del bien y del mal. Aprendemos una ecuación simple: si el mal o cosas malas te suceden, es tu culpa (castigo); si una cosa realmente mala te ocurre y no la mereces, es algo así como una equivocación de Dios (bendiciones disfrazadas, Dios enseñando una lección, Dios arreglando o dando una oportunidad para que puedas crecer en carácter). Sin embargo, el apóstol San Pablo nos da recomendaciones sobre la necesidad del cambio espiritual y psicológico que todos debemos realizar para mejorar nuestra calidad de vida: "No se conformen con este mundo" (una manera muy particular de pensar) "sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento" (una nueva forma de pensar) (Rom 12:2). San Pablo brinda conocimiento a la psicología del cambio. Empieza con un proceso mental y espiritual. Literalmente, está diciendo que la transformación viene cuando cambiamos nuestra concepción de las cosas, cambiamos nuestra forma de pensar. ¿Cómo? Hacemos esto por decisión humana y por un esfuerzo unido a la inspiración divina y a las posibilidades otorgadas. Evidentemente, nuestro entendimiento de Dios y de cómo se relaciona con nosotros es la clave para esta transformación.
"¿Dónde está el Dios todopoderoso cuando estoy indefenso para evadir la tragedia y para protegerme de los estragos del mal?". Estas preguntas nos forzan a buscar una nueva forma de concebir la relación entre Dios y nosotros, y en donde es claro que Dios no actúa como policía o niñera de lo que nos pasa. Lo difícil es entender su proceder en esos momentos de dificultad. ¿Cómo está con nosotros?, ¿Por qué no interviene para detener la maldad y el sufrimiento?. Es aquí donde se necesita una nueva forma de concebir las cosas.
Dios no es un gigante divino que hace todo por nosotros. Debemos descubrir a Dios, no como quien obra milagros, sino en el milagro de que Dios vive la vida con nosotros y es constante en medio de las inconsistencias de la experiencia humana. Dios está en la vida humana experimentando todo lo que nos sucede. Dios siempre está con nosotros, animándonos, induciéndonos a seguir adelante, a vivir, a hacer... Muchos necesitan una comprensión-fe de Dios como aquel cuyo poder nos ayuda y nos habilita. Ese poder está ahí para salvamos no del mal de este mundo, sino para salvarnos del mal pensar, del mal sentir, y del mal actuar; cosas que se generan dentro de nosotros mismos, no en Dios. Como decía el maestro indú: "Todo lo bueno que tienes viene de Dios, y todo lo malo que tienes viene de ti mismo".
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LA CARA DE DIOS | |
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Saludos
La mayoría de las personas nos pasamos la vida buscando un Dios milagroso que por arte de magia resuelva todas nuestras penalidades y que haga nuestra vida en el planeta más llevadera y cómoda. En relación con esto, conviene aclarar que la búsqueda perfecta del milagro tiene que iniciarse en la exploración de la mente, porque es casi inútil encontrar milagros exteriores cuando se tiene la cabeza llena de nudos y el corazón atascado de lodo. ¿Qué hacer para atrapar el milagro o para convertirse uno mismo en milagro y frenar la soledad que a veces sigue creciendo interiormente y mata las ganas de hacer cualquier cosa y el deseo de esperar algo? De eso mencionaremos algo en esta ocasión esperando que este material despierte inquietudes que te lleven a buscar y aprender sobre el tema... |
| ¿DÓNDE ESCONDIÓ DIOS TUS MILAGROS? | Todos los grandes místicos han contestado esa pregunta con la misma respuesta: Los milagros a los que tienes derecho están dentro de tí mismo(a). Esas capacidades que en un segundo pueden hacer cosas que de otro modo te tomarían años se encuentran en tí, en tu capacidad de aceptar lo que tal vez el intelecto no comprende. Y sin lugar a dudas para desencadenar todo ese potencial constructivo que llevas dentro tiene que producirse un primer milagro; tal vez el más importante de todos los milagros: el cambio de la actitud interior. Una vez que sucede ese primer milagro de ahí en adelante todo será mucho más fácil. Pero para que ese primer milagro se produzca es necesario cambiar nuestra relación con la realidad, ya que las ideas tradicionales que nos han enseñado concentran nuestra atención en el mundo sensorial y en las carencias y problemas que nuestro mundo material tiene todos los días. Indudablemente nuestra vida diaria está llena de errores y limitaciones y plantea situaciones desagradables y difíciles de controlar; sin embargo, es igualmente necesario entender que una cosa es el problema alrededor de nosotros y otra situación distinta es vivir ese problema con conflictos interiores. Cada quien es libre de escoger y decidir cómo va a reaccionar desde adentro a lo que le sigue aconteciendo: con amor, con odio, con bondad, con repugnancia, con nerviosismo, con esperanza, con ira, con serenidad o con desesperación, ... Esa es una idea fundamental en el proceso de producir el primer milagro; solo entendiendo exactamente cual es nuestra posición ante las cosas que nos sucede podremos encontrar una manera inteligente de reaccionar ante ellas. El verdadero avance humano está primero en modificar la maquinaria interior y crecer por dentro, para después crecer en el mundo externo. Por ahí tienes que empezar para tener acceso a todas las semillas de milagros que llevas dentro pero que tienes que hacer crecer... |
| ¿DONDE ESTUVO DIOS CUANDO TUVE PROBLEMAS? |
Indudablemente para tener confianza en una relación con Dios, uno necesita saber dónde está Dios durante los momentos oscuros y devastadores. Una cosa es creer y estar agradecido cuando escapas del cuchillo de carnicero de un maniático, o del asalto doloroso y degradante de un violador. Pero, ¿qué haces cuando sientes el dolor, ves la sangre ... ¡y es la tuya!?
Si te atreves a considerar un punto de vista diferente en tu enfoque de la vida, de la fe, de Dios, tal vez puedas encontrar una forma de desarrollar una fe más madura y adulta, basada en el trabajo diario y no en la idea de un Dios que «es bueno con nosotros» en la media en que nos hace la vida cómoda. Gran parte de las dificultades que tenemos para superar los momentos difíciles que hemos vivido derivan de la falsa creencia de que Dios debe tener el control sobre los acontecimientos de nuestras vidas.
"Cuando yo era niño, apreciaba como niño, razonaba como niño. Cuando me convertí en hombre desaparecieron las cosas de niño". (1 Cor 13:11).Esto a menudo forma parte del dilema emocional de mucha gente. Su imagen de Dios se formó cuando eran niños. A esa edad, el pensamiento blanco y negro es natural y funciona bien en el mundo infantil. Así, a menudo intentamos hacer que las experiencias adultas encajen en la imagen y entendimiento de Dios que nos formamos siendo niños, lo cual está claro llevará a muchas preguntas sin respuesta.
Carl Jung no se consideró a sí mismo un teólogo, pero su estudio de la psicología y la psiquiatría lo llevaron a creer que Dios estaba involucrado en cada momento de la experiencia humana. Jung expresó esta conclusión en una declaración grabada en el arco de piedra sobre la entrada de su consultorio en Suiza. Todos los que iban con él a terapia podían verlo. La inscripción latina decía: "Vocatus atque non vocatus, Deus aderit" ("Llamado o no, Dios estará presente"). Esta declaración debe ser el cimiento de nuestro entendimiento sobre Dios. Nosotros no invitamos a Dios a nuestro mundo, ni nosotros creamos a Dios. Dios eligió estar en nuestro mundo y continúa vivo dentro de él. Dios está con nosotros en la suciedad de nuestro mundo, individual y colectivo. Aquí se encuentra el significado más profundo del amor de Dios: Dios no controla nuestras vidas, sino que Dios las está experimentando junto con nosotros para ayudarnos a hacerla mejor.
A pesar de nuestro entendimiento y conciencia, Dios está con nosotros. Esto es precisamente lo que San Pablo destacó a los atenienses. Dios estaba presente en su existencia pero ellos no lo reconocían cabalmente ni entendían las aplicaciones de la idea. De acuerdo con San Pablo, Dios es el significado y la esencia de nuestra propia existencia, ya sea que nos demos cuenta o no. El propósito principal de la religión es permitimos tomar conciencia de la conexión que tenemos con Dios...
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| LA FE, LA LLAVE DEL PODER DE DIOS |
Hay individuos que son fuente de inspiración para nuestro mundo y dan testimonio del poder de lo que Frankl llama "el desafiante espíritu humano". Revelan una gran capacidad para vencer pronósticos adversos. Ofrecen una evidencia notable de fe vital, una fe por excelencia. Se trata de una fe en Dios, en los otros y en ellos mismos que libera el poder y el entusiasmo por la vida de una manera que desafía y altera los límites humanos. Es una fe que invalida y transforma las circunstancias.
Al tratar con sentimientos o situaciones abrumadoras, es importante entender que la fe no es una cuestión de sentimientos. Oímos a las personas decir: "A veces siento que Dios está en mi contra"; "Dios me ha abandonado. Es verdad; así me siento". El desafío es hacerse preguntas como la siguiente: ¿Puedes escoger enfrentar lo que estas sintiendo ahora con lo que crees verdadero y que te da poder de acción? La fe y los sentimientos no son sinónimos. El meollo de lo que uno cree debe ser un compromiso con la fe, no con los sentimientos. La fe nunca ha sido una cuestión de sentimientos. La fe es la dinámica misteriosa que nos permite sobreponemos a los sentimientos. La fe evita que una persona sea totalmente limitada por los hechos. La esencia y el significado de la fe es la capacidad para vivir habilitados por una relación con "algo" o "alguien" en quien creer, sin importar lo que de hecho se conozca o se acepte por sentimiento. Ese alguien es Dios. Todo el mundo puede entender la lógica que dice que los tipos buenos siempre ganan al final. Esta es la lógica elemental de los niños. Sonríe y arrúllate, que alguien te sostendrá. Haz tus deberes y podrás jugar. Debido a esta clase de razonamiento primitivo, basamos mucha de nuestra creencia en Dios dentro de la teología de la retribución; es decir, en la comprensión de que Dios premia el buen comportamiento y castiga el malo. Esta clase de relación simple y clara nos da un cierto grado de control. Si hacemos el bien, Dios nos bendecirá; si obramos mal, Dios nos castigará. Trabaja duro y tendrás éxito, no lo intentes y fracasarás. Pero cuando las cosas se salen del orden establecido, las cosas no son tan claras. Nos confundimos y tenemos dudas. Necesitamos la fe precisamente en esos momentos de confusión y duda. Cuando las cosas se salen de orden, esa fe es esencial para la supervivencia. El concepto de Dios actuando como un buen padre, cargando a un cansado o débil hijo, es hermoso. Pero la vida frecuentemente nos enfrenta a situaciones más difíciles que un día en el parque. ¿Estaba Dios sosteniendo a un niño inocente en sus divinos brazos mientras era alcanzado por una bala en Palestina? ¿Estaba Dios sosteniendo a Juan o a Carlos cuando los mató un auto? ¿Es esa la razón por la que no pudieron apartarse del camino? ¿Estaba Dios cargándolos? Definitivamente son preguntas que confunden. ¿Qué significa creer que Dios esta ahí cuando todo lo que tienes es un sentimiento en decadencia, una confianza dudosa en que, de algún modo Dios está presente? Hasta el sentimiento es ambiguo. Es difícil confiar en esos momentos, aunque continúes haciendo y diciendo "lo correcto".
En una ocasión un discípulo preguntó a su maestro Moché por qué rezaba. Éste replicó: "Le rezo al Dios que está dentro de mí para que me dé la fuerza de hacerme las preguntas correctas... Las respuestas de Dios vienen de las profundidades del alma y se quedan ahí hasta la muerte. Encontrarás las respuestas verdaderas sólo dentro de ti". Ese es el punto central de la cuestión, las respuestas correctas están dentro de nosotros porque Dios está dentro de nosotros, no fuera de nosotros; pero al no tener conciencia de eso aparece la duda y el miedo y empezamos a hacer preguntas equivocadas para las que no encontramos respuesta. |
| SI TE INTERESA EL TEMA |
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Hasta el próximo boletín,
mario arosemena desarrollo humano integral |
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